" [en una] maroma gruesa las vueltas y danzas que se hacen sobre la maroma, y metido en un costal hacer las vueltas que se hacen, y andar sobre la maroma con tablillas en los pies. Y hacer cabriolas y saltos en la maroma y las demás pruebas que se hacen. Y así mismo me obligo a volar sobre otra maroma delgada. Y tengo que dar vueltas en el tablado, y ensartar hebras de hilo por el ojo de una aguja, y hacer la prueba de los platos, huevos y vasos y espadas, y otras muchas vueltas. Y hacer la máscara indiana y, en dónde hubiere tablado y parte acomodada en las calles Maestras por donde ha de andar la procesión, me obligo de dar vueltas."
Nuestro artista, por tan arriesgado y completo programa, cobraría veinte ducados. No era mala paga. Dejo al lector la consideración de precisar cuál de estos números sería el más vistoso y audaz. Reconozco que lo de andar con tablillas en los pies sobre una soga me parece del mayor mérito. Dar vueltas metido en un costal, trepidante y con probado riesgo de sufrir vahídos. Respecto a volar sobre la maroma no puedo sino asombrarme aunque, la verdad sea dicha, desconozco si el acróbata cubrió un trayecto fue muy largo o, sin fortuna, dio con sus costillares en el empedrado. Mucho se debió de hablar en Jaén de los prodigiosos alardes de valor y agilidad de Luis de Cáceres, volatinero del Siglo de Oro.
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* Esta escritura y otras de gran interés se recogen, muy bien glosadas, en el espléndido libro de Manuel López Molina, Vida y mentalidades en el Jaén del siglo XVII, 2005, que tuve el honor de prologar.
Más cornadas da el hambre.
ResponderEliminarY hay que comer.
Un saludo.
Eso desde luego, amigo mío.
EliminarSaludos.
La mejor de todas es enhebrar agujas. Buena vista y mejor pulso.
ResponderEliminarUn saludo
Es el colmo de los refinamientos acrobáticos por el alarde de precisión. Boquiabiertos quedaban los de Jaén ante este prodigio.
EliminarSaludos, doña Carmen.
Lo de dar vueltas metido en un costal me ha producido hasta mareos. Es muy probable que, de haber vivido en nuestros tiempos, Luis de Cáceres habría desarrollado sus acrobacias en el Circo del Sol.
ResponderEliminarSaludos
Luis de Cáceres habría quedado pero que muy bien en esos escenarios tan finos. Creo yo que lo del costal lo convierte en precursor de esos aspirantes a astronautas que, en sus oposiciones, son sometidos a tales pruebas.
EliminarSaludos, doña Ambar.
De la dificultad de algunos de esos ejercicios e incluso de su peligrosidad da cuenta su compromiso notarial. ¿Quién otorga tal promesa por algo fácil de cumplir?
ResponderEliminarEn este jueves, uno de los tres que relucen más que el Sol, un saludo para usted.
Y la notoria desconfianza de los caballeros veinticuatro que contrataban sus servicios. Imagine usted a un caballero del siglo XVII reclamando lo de las vueltas en el cesto o regateando unos reales por lo del vuelo.
EliminarSaludos, señor DLT.
Todas las habilidades que vieron hacer los jienenses a Luis de Cáceres me parecen curiosas. Pero lo que más me intriga es saber en qué consistiría eso de "hacer la máscara indiana", señor Del Retablo
ResponderEliminarPues no tengo la menor idea. Parece, desde luego, algo muy vistoso. Más en estas tierras tan de secano y alejadas del mar.
EliminarSaludos, doña Ana María.
Si fuera ahora, sería estrella del Circo del Sol. Salero y buena disposición no le faltaban para tales acrobacias.
ResponderEliminarSaludos
En El Circo del Sol el volatinero sevillano habría triunfado. No me cabe la menor duda.
EliminarSaludos, doña Amaltea.