lunes, 2 de marzo de 2015

HABLARSE DE TÚ


En El escándalo de Pedro Antonio de Alarcón leo lo siguiente:

 "Diego agradeció profundamente mis primeras demostraciones de afecto y confianza. Una alegría inexplicable y de todo punto desusada en él, y aún en mí, comenzó a reinar en nuestras relaciones. A propuesta suya se acordó que los tres nos hablaríamos de tú, merced que nunca habíamos otorgado a ningún hombre".


Debe indicarse que la decisión entusiasta de tutearse fue tomada por tres universitarios de clase media, en los últimos años del reinado de Isabel II, y no por venerables ancianos, anclados en rancias fórmulas de cortesía, o por distantes y estirados burgueses. No dejaba de resultar preocupante tanta espontaneidad. Ramón y Cajal, hombre que vivía en el mundo, de ideas avanzadas y nada reaccionario, en sus Charlas de café  (1921) prevenía a sus lectores de las consecuencias funestas del tuteo:


"Si anhelas las independencia, procura que nadie, fuera de los individuos de la familia, pueda tratarte de . La potencia dominadora -y no siempre para bien,- de este pronombre suele ser incontrastable. Por algo los tiranos dan dicho tratamiento a sus vasallos".


Es posible que don Santiago se refiriese al hábito del tuteo, seguido por Alfonso XIII y por la aristocracia, asunto tratado por el marqués de Tamarón en un espléndido artículo. Otra opinión a considerar es la de Edgar Neville, moderno entre los modernos, que afirmaba: "el usted debe prevalecer como fórmula social precisamente porque nos gusta tutear inmediatamente a las gentes de nuestra edad, profesión, aficiones, y a las gentes de nuestro entorno."


Licencias reales y aristocráticas aparte, la imposición del tuteo vendrá de la mano de los totalitarismos y de la revolución de las costumbres generada a partir del 68. No es aventurado pensar que el uso del usted podría caer en el olvido, más por desuso que por consciente desconsideración, y que las nuevas generaciones lo abandonarán de igual forma que nadie sabe ya aplicar el tratamiento de usía o vuecelencia. Todo será, entonces, un poco más simple y más tosco.

12 comentarios:

  1. Al principio, la novedad del tratamiento sería algo chocante. Luego, la gente se acostumbraría, como hoy nos hemos habituado a ver gente hablando sola por la calle desde su teléfono móvil.
    Un saludo.

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  2. No se hundiría el mundo, es verdad, pero con la pérdida de ciertas costumbres se haría más primitivo. Aunque estuviésemos a la última en tecnología y adelantos materiales.
    Saludos, don Cayetano y muchas gracias.

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  3. Sería una pena que desapareciera también el usted al igual que han ido desapareciendo otras fórmulas de cortesía. Mucha gente pensará que las formas de tratamiento y las maneras con las que nos interrelacionamos no tienen importancia pero, en el fondo,esas fórmulas de tratamiento son como la sal, le dan sabor a los platos.

    Saludos

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  4. En todas las épocas la novedad de las costumbres la impone la alocada juventud, en su irreflexiva liberalidad de costumbres. Así que no nos llevemos las manos a la cabeza. Los tiempos cambian, los usos y costumbres también.
    Un saludo

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  5. Bien sabemos unos pocos, por aquí, cuán costoso es mantener esa costumbre, que en absoluto tiene por qué suponer distancia, como el tuteo no tiene por qué suponer mayor cercanía.
    Aún hay ciertas situaciones de jerarquía que imponen la tercera persona y por ello, me gustó mucho un artículo al respecto que leí hace ya años de doña Carmen Posadas, diciendo que siempre hablaba de usted por voluntad, a quienes a ella lo hacían de igual modo por obligación. Me parecio que es justo y educado que así sea.
    Una fenomenal entrada.
    Un saludo.

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  6. Hoy en cambio se ha perdido todo uso del usted, ya no sólo como fórmula general, sino también como fórmula de cortesía...cosa que ya me chirriaba en mis tiempos universitarios donde algunos daban al profesor o catedrático de turno, sin previo permiso, del tú.

    Un pena hacia donde caminamos...

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  7. Hay en el tuteo pródigo y no recíproco más intención de alejar que acercamiento amistoso.
    Me molesta el tuteo indiscriminado revela tosquedad social y poco aprecio a quienes se trata como si fueran el último mono den la casa.
    Pase usted una buena tarde. Saludos

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  8. Completamente de acuerdo, doña Ambar. Las formas de tratamiento son el resultado de una labor lenta y callada que se define como civilización.

    Reciba usted mis saludos.

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  9. Cambia, doña Carmen, y no siempre para bien. ¡Ay de los usos antiguos!.

    Reciba usted mis saludos.

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  10. Gracias por sus palabras, señor de la Terraza. Y por supuesto, el usted es perfectamente compatible con la cordialidad y el afecto. Todo depende de mil matices. Tendré muy en cuenta el artículo que me comenta.

    Un cordial saludo.

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  11. Creo que estamos de acuerdo, doña Amaltea. La esencia del asunto queda muy bien analizada por usted. El tuteo impertinente rompe cualquier posibilidad de trato fluido y medianamente grato.

    Mis saludos

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  12. Ya sabe usted, Carolus Rex, que por pequeñas diferencias de protocolo y tratamientos se producían tremendas pesadumbres y disgusto.

    Mis saludos.

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