jueves, 19 de febrero de 2015

DE LA CORTE Y LO CORTÉS


                                            "Allí las damas servidas,
                                             muy servidas y loadas,
                                             muy loadas y miradas,
                                             muy miradas y queridas,
                                             muy queridas y seguidas,
                                             muy seguidas de penados,
                                             de penados que las vidas,
                                             las vidas tienen perdidas,
                                             perdidas con mil cuidados"

Juan del Enzina porque algunos le preguntavan qué cosa era la Corte y la vida della (109-117)

10 comentarios:

  1. No sé por qué motivo pero me vienen a la cabeza los versos del Arcipreste de Hita, tan atrevidos ellos:
    No abandones tu dama, no dejes que esté quieta,
    siempre requieren uso mujer, molino y huerta;
    no quieren en su casa pasar días de fiesta,
    no quieren el olvido; cosa probada y cierta.

    Es cosa bien segura: molino andando gana
    huerta mejor labrada da la mejor manzana,
    mujer muy requerida anda siempre lozana;
    con estas tres verdades no obrarás cosa vana."
    Un saludo.

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  2. Pero es que, ¿no había otra cosa en la corte que bellas damas? Yo como dama quiero saber de caballeros...
    Un saludo

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  3. Un enlazado de versos musical y bien rimado.
    Saludos

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  4. Me ha gustado eso de que los penados tienen las vidas perdidas con mil cuidados.Una buena descripción de la Corte.

    Saludos

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  5. Versos tan hermosos como consideradas las damas a las que iban dedicados.
    Un saludo.

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  6. El Arcipreste parece más subido de tono que Juan del Encina. Con todo, se habrían entendido bien.

    Saludos, don Cayetano.

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  7. Ya buscaré en su obra, doña Carmen, ya buscaré.

    Saludos.

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  8. Coincido con usted, doña Amaltea. Además da cierta alegría de vivir tanta gentileza en unas pocas líneas.

    Saludos.

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  9. Creo yo, además, que todavía no se desprende ese tono amargo, propio de finales del XVI y del XVII, a la hora de describir la Corte.

    Saludos, doña Ambar.

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  10. Esos versos son, en estos tiempos, un buen escudo frente a tanta vulgaridad. Tiene usted razón, señor DLT.

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