miércoles, 1 de octubre de 2014

COSAS DEL CAMPO, DE ESPAÑOLES Y DE INGLESES



La relación de las élites españolas e inglesas con el campo ha sido distinta a lo largo de los últimos siglos. La naturaleza del medio físico, los cambios experimentados en la propiedad de la tierra, la explotación de ésta, la función social de la nobleza y su relación con la Corte, las buenas o malas comunicaciones, la inseguridad e incluso la propia comodidad e incomodidad -extrema a veces- de las casas pueden explicar el origen de esta diferencia. Sobre esta cuestión escribo en Nueva Revista.

10 comentarios:

  1. Muy diferentes en efecto. Hay grandes contrastes en la estructura de la propiedad, en la historia, en las técnicas, en los tipos de cultivo, en la abundancia o escasez de agua...
    Un saludo.

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    Respuestas
    1. Es asunto complicado y, por supuesto, apasionante.

      Saludos, don Cayetano.

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  2. Muy interesante su artículo en la Nueva Revista, que recomiendo nadie se pierda, con las apreciaciones de Ponz.
    Realmente es asunto apasionante y complejo. La geografía, la escasa población y un clima muy riguroso en muchos lugares también contaron lo suyo. Por su tierra ya avanzado el XVIII, con Olavide, se trajeron gentes alemanas, austríacas..., que incapaces de resistir los rigores de clima tan extremo o enfermaron o abandonaron las nuevas colonias. Y luego está la nunca abordada reforma agraria, otro asunto del que se podría hablar para nunca acabar de hacerlo.
    Un saludo.

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  3. He leído con verdadero interés su artículo en Nueva Revista y le diré que me ha resultado apasionante y muy corto, a pesar de su extensión.

    Saludos

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  4. Sus apreciaciones son sumamente interesantes, señor DLT, y muy certeras. Son muchas las causas y muy complejas. La reforma agraria la iniciaron los ingleses en los tiempos de Enrique VIII y, no deja de ser curioso, que el campo inglés fuese más productivo que el español, y los campesinos menos pobres, a pesar de la indudable importancia de la gran propiedad más o menos nobiliaria. No se trataba evidentemente de repartir tierras sino de una cuestión de capitalización, mercados y mentalidad. También de una seguridad jurídica capaz de asegurar contratos y derechos adquiridos.Esto no se entendió en la España de 1931. Sí lo entendió, cien años antes, Mendizábal aunque las desamortizaciones fueron una imperdonable chapuza cuyas consecuencias todavía sufrimos.

    Muchas gracias y mis saludos.

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  5. Muchas gracias, doña Ambar, valoro mucho sus palabras.

    Mis saludos.

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  6. Cuánto se aprende con usted, caballero. Y cuánto se agradece, al leer este ameno y didáctico artículo, encontrar el guiño a la querida y admirada escritora.
    Mis saludos y respetos,

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  7. El latifundismo, que aún domina el campo español, marcó profundamente el desarrollo (o más bien, el subdesarrollo del mismo). Un saludo

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  8. Muchas gracias, doña Carmen, también aprendo yo mucho con la lectura de su elegante blog. El campo inglés está, como usted bien sabe, inseparablemente unido a su mejor literatura.

    Quedo a su disposición. Mis saludos.

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  9. Es verdad, Carolus Rex, pero el latifundio en Inglaterra era también muy intenso y, a diferencia del caso español, muy prestigiado. Más que del tamaño de las fincas, la cuestión radicaba en su rentabilidad y en la inexistencia, o menor presencia, del absentismo. Las elites inglesas, al fin y al cabo, no se alejaron del campo.

    Muchas gracias por su comentario y reciba mis saludos.

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