domingo, 25 de mayo de 2014

LOS POBRES Y LA NOCHE DE MADRID

Los pobres de verdad pasaban el día en la calle, deambulando, mal recogidos en cafés, tabernas y figones. De tarde en tarde hacían algún trabajo, transportaban fardos o espuertas, trataban de sobrevivir con enormes apuros, atentos a lo que salía, viviendo al día. Por las noches los que no tenían un techo, que eran legión, buscaban cobijo en algún zaguán o en el pórtico de una iglesia. Los que conseguían unas monedas podían alquilar una cama en las fementidas casas de dormir. Los veranos eran más llevaderos y los inviernos, ya se sabe, siempre han sido malos compañeros para sobrellevar la miseria. En el Londres victoriano, según afirma Jack London en The people of the Abyss (1903), a los que carecían de alojamiento se les prohibía dormir de noche. Cuesta creerlo. Si esto era así, la pobretería londinense, sólo podía sentarse en un banco y dar cabezadas, bien derecha, aparentando, como si tal cosa, estar en vela y tomando el fresco. En Madrid no regía una normativa tan estricta. Las ordenanzas de la Villa, de 1892, en su capítulo VIII, prohibían "que los niños pasen las noches en los huecos de las puertas", aunque nada se decía de los adultos. Los serenos debían -chuzo en ristre - garantizar el cierre de portales, tiendas y locales públicos a partir de cierta hora  e impedir que circulasen por las calles mendigos, vendedores ambulantes de licores y gente perdida. Se lo ponían muy difícil a esta variada cofradía de desgraciados y maleantes aunque es dudoso que tales prohibiciones se cumpliesen.

8 comentarios:

  1. Sólo hay que leer "Misericordia" de Galdós para hacerse idea.
    Un saludo

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    1. Es así. Es una fuente inagotable de datos sobre la gente pobre, en grado extremo, de Madrid.

      Saludos, doña Carmen.

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  2. Vivir sin techo debe ser una de las cosas más fuertes que le pueden pasar a uno en esta vida. Hoy hay gente así, incluso con estudios y tras haber tenido un buen trabajo. No son muchos, pero es escalofriante pensar que una mala racha, un despido seguido de una separación matrimonial, puede hacer que te veas sin techo y "a la buena de Dios". Tremendo.
    Un saludo.

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    1. No hay que remontarse al siglo XIX. Como bien indica usted, ahora mismo hay situaciones tremendas. Sin embargo -y sin minimizar en nada la tragedia de tanta gente- la vivencia de la pobreza en el XIX era mucho más terrible que ahora.

      Saludos, don Cayetano.

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  3. Una tragedia, entonces y ahora, la de esas gentes sin techo, viviendo en la calle, que además de carecer de casi todo lo material, acaban perdiendo la saludo y envejeciendo prematuramente, sin solución.
    Un saludo.

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    1. Un panorama desolador, señor DLT, y que espero que pronto quede atrás.

      Mis saludos.

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  4. Me pregunto que harían los serenos de la Villa si encontraban algún niño durmiendo en el hueco de una puerta.

    Un saludo

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    1. Los llevaban a hospicios y asilos. No, por lo demás, eran sitios especialmente acogedores.

      Mis saludos, doña Ambar.

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