domingo, 9 de marzo de 2014

SOR MARTINA DE LOS ÁNGELES Y EL SANTO OFICIO

Sor Martina de los Ángeles y Arilla (1573-1638) nació en Villa Mayor, Zaragoza. Fue monja dominica y tuvo fama de santa y milagrera. Su biografía está repleta de mortificaciones terribles, de actos piadosos, desmesurados y extravagantes. Una pura expresión de la religiosidad barroca en su versión más excesiva. A finales del siglo XVIII el Santo Oficio, siempre con la desconfianza por bandera, prohibió ciertas estampas en las que sor Martina aparecía "con aureolas, y el Padre Eterno sobre su cabeza, en otras Christo y María Santísima, a sus lados, llenándola de resplandores". Los señores inquisidores mandaron también recoger "todas las Cruces, Cuentas, Piedras, tierra de su Sepulcro, que se divulgaron como reliquias"*.

En la historia de su vida, escrita en tiempos de Carlos II por fray Andrés de Maya, se dice que cuando sor Martina rezaba el Rosario y las oraciones de la Pasión "cada palabra que dezía, se convertía en una Flor hermosísima; y un Angel, que tenia al lado, las recogia, y formando de todas ellas una Corona, se la puso en la cabeça"**.

*Índice último de los libros prohibidos y mandados expurgar para todos los Reynoso y señoríos del católico Rey de las Españas, el Señor Don Carlos IV, Imprenta de don Antonio de Sancha, Madrid 1790. Por orden de don Agustín Rubín de Ceballos, Inquisidor General.
** Fray Andrés de Maya, Vida prodigiosa y admirable ejercicio de virtudes de la Venerable Madre Sor Martina de los Ángeles y Arilla, Imprenta de Juan de Villanueva, Madrid 1712


10 comentarios:

  1. Bueno, si fray André de Maya lo dice...
    Mis saludos,

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    1. Fray Andrés debía de ser, evidentemente, declarado devoto e incondicional partidario de sor Martina.

      Mis saludos, doña Carmen.

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  2. Desde luego, era un exceso que convenía moderar; una hagiografía tan adornada invocaba fantasías que se alejaban de la modesta religiosidad.

    Saludos

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    1. Así eran estos escritos. Desmesurados, expresivos e ingenuos. Representan, de manera muy fiel, la religiosidad barroca.

      Mis saludos, doña Amaltea.

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  3. Qué bellas palabras las que escribe Andrés de Maya.

    Saludos.

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    1. Coincido con su valoración. Lo descrito por el fraile es pura imaginería barroca.

      Mis saludos, señor de Dissortat.

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  4. Imaginería barroca... Me ha gustado eso, don Ángel. Un placer ponerle nombre.
    Saludos,

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    1. Pues me alegra mucho que le haya parecido pertinente lo dicho. Sor Martina sabía rezar con galanura.
      Mis saludos, doña Carmen.

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  5. Historias de santos y beatas pueblan los conventos del barroco. Sin ir más lejos aquí en Béjar teníamos algunos monjes franciscanos y monjas dominicas que hacían milagros y que hacían despertar las sospechas de la Inquisición. De ellos, hoy día, nadie se acuerda.
    Un saludo

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  6. No deja de ser admirable tanto prodigio y tanta vida a veces santa y a veces alucinada.

    Mis saludos, doña Carmen.

    Ángel Aponte.

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