viernes, 11 de octubre de 2013

HABLEMOS DE ESPAÑA


Hablemos hoy de España. Desventurada y gloriosa, vitalista y, a veces, dormida. Ha pasado a lo largo de su historia por situaciones que parecen insólitas, irreales. En el fondo no tan diferentes a las vividas por otras naciones europeas como Francia, Inglaterra, Portugal o Alemania. España no es un capricho del azar en el tiempo. En esto no tenían razón los regeneracionistas. Tampoco los del 98, ni Ortega, ni la larga relación de pesimistas que han pensado sobre la vieja nación española.

Sin embargo, si se me permite, indicaré una cualidad que considero muy particular de España: su carácter imprevisible. En mi modesta opinión, fue un rasgo de su ser que no captó, entre otros, Napoleón. Bueno, en su genialidad indiscutible sí lo hizo, pero cuando ya era demasiado tarde. El conde de Toreno cita una carta que Bonaparte escribe a Murat, una vez informado de los sucesos del Motín de Aranjuez, el 29 de marzo de 1808. En principio no dejaba de ser un asunto relativamente menor en la gran política de su tiempo pero, visionario y sombrío, el Corso reflexiona lo siguiente:

"La revolución de 20 de marzo prueba que hay energía en los españoles. Habrá que lidiar contra un pueblo nuevo, lleno de valor, y con el entusiasmo propio de hombres á quienes no han gastado las pasiones políticas [...] Se harán levantamientos en masa, que eternizarán la guerra...".

Lo imprevisible o lo que Napoleón y otros no supieron ver de España y de los españoles.

14 comentarios:

  1. Imprevisibles, esa es la palabra. Actuamos por impulsos viscerales no por racionalidad. No sé si eso es bueno, malo o regular; pero es lo que hay.
    Un saludo.

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  2. He empezado a leer 'Estampas ideales' de Julio Caro Baroja y en la página 29 me encontré ayer esto, que comparto contigo porque sé que te hará gracia, aunque sea una cosa mínima.
    Cuenta que iba con su tío Pío a comer todos los domingos a casa de Ortega (hasta que se enfadaron con la caída de la monarquía) y que allí había un caimán disecado.

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  3. Personalmente y tras la reflexión de Napoleón, creo que la imagen que se puede asemejar a nuestro carácter es el de un petardo. Cuando se enciende y explota, hace mucho ruido y después viene la nada.

    Un saludo.

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  4. Parece ser que "El Corso" después de adivinarlo se olvidó de ello...
    Saludos.

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  5. Imprevisibilidad y resistencia creo que pueden ser las claves de unos españoles pletóricos de mala leche contra el invasor.
    Un saludo

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  6. Creo, don Cayetano, que usted está en la línea de la interpretación pesimista de la Historia de España.

    Saludos cordiales.

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  7. Te agradezco mucho el dato. Me pregunto qué pensaría Baroja al contemplar la pieza disecada. Y la relación entre Baroja y Ortega también es asuntó de mucho interés.
    Un cordial saludo, Ángel.

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  8. Un petardo no, amigo Anónimo Castellano, sino una explosión que duró seis años y preparó el camino de Santa Elena.

    Muchas gracias por su comentario y saludos cordiales.

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  9. Quizá ya no podía volver atrás sin desbaratar su gran estrategia para Europa. Que se equivocó es evidente y así lo reconoció en el destierro.

    Mis cordiales saludos, Eduardo.

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  10. Es verdad, doña Carmen. Napoleón manejaba información errónea sobre España. Y pensó que el pueblo, la sociedad española, era igual que la minoría dirigente. Por estos errores se pierden las guerras.

    Mis cordiales saludos.

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  11. Hablando de Napoleón y su actitud ante España recuerdo una cita, que viene al caso, que publique en la entrada "la patria está en peligro" en la que el embajador francés advertía a Bonaparte:
    “La nación española no se parece a ninguna otra. V.M. no debe tomar ningún partido antes de venir a conocer las cosas por sí mismo. Los españoles tienen un carácter noble y generoso, pero tienden a la ferocidad y no soportarían ser tratados como una nación conquistada. Reducidos por la desesperación, serán capaces de las más grandes y valientes revoluciones y de los más violentos excesos”.
    Un saludo.

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  12. Es una cita verdaderamente impresionante. Y explica la reflexión de Napoleón que refiero. Napoleón tuvo una deficiente información sobre España y creo que hasta vísperas de la guerra no comenzaría a rectificarla.

    Saludos cordiales, amigo DLT

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  13. Puede que ese ser imprevisible acabe degenerando en una preocupante improvisación, ¿no cree usted?
    A su servicio quedo,

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  14. Es cierto doña Carmen. Desde luego creo que somos más dados a la improvisación que, por ejemplo, los alemanes. La improvisación como actitud chapucera ante la vida es, en efecto, mal camino. Una filosofía de zascandiles a fin de cuientas. Sin embargo, una razonable capacidad de improvisación es, en cambio necesaria y puede ser una señal de vitalidad en los pueblos. Sin duda imprescindible en situaciones de peligro, cuando se plantean situaciones decisivas y las naciones se la juegan. Nuestros admirados ingleses, por ejemplo, no han carecido de este rasgo a lo largo de su Historia. Creo, con todo, que los pueblos de las viejas naciones no son fáciles de comprender ni sus reacciones son previsibles , hay muchas generaciones pasadas, muchas experiencias acumuladas, actuando dentro de cada uno de sus componentes.

    Quedo muy agradecido por su inteligente reflexión.

    Mis saludos.

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