domingo, 12 de mayo de 2013

RAYOS



Es certeza antigua que el laurel protege del rayo y así lo hacía constar Plinio en su Historia Natural. Es posible que la costumbre de plantar laureles cerca de las casas proceda, remotamente, de este hecho. Robert Graves afirma lo mismo del fresno silvestre.  Además, se pensaba que los útiles prehistóricos de silex eran piedras dejadas por los rayos tras impactar en la tierra. Se les atribuían poderes protectores y curativos. En la revista Don Lope de Sosa, enero de 1919, Manuel Acedo dice: "El origen y el respeto misterioso que muchos arqueólogos atribuyen al hacha, es debido sin duda al lugar en que se encuentran en las cavernas, y el sitio que ocupan en ellas, así como también la denominación dada, de piedras de rayo, de relámpago o piedras de fuego". Incluso hace menos de treinta años tuve yo noticia de esta creencia tan arcaica en la Sierra de Segura. Es sabido, además, que los lugares tocados por el rayo inspiraban temor reverencial. Fustel de Coulanges escribió que los romanos se cubrían la cabeza al pasar ante tales puntos.

Una noticia que recogí hace años en unos libros parroquiales: el 8 de septiembre de 1829 enterraron en la Iglesia de San Miguel, de Vilches, en Jaén,  a Fermín Poveda "el que murió de un rayo o centella" a los 32 años. No debió de estar cerca de un laurel o de un fresno silvestre, árboles por cierto, nada raros en los ríos de Sierra Morena.

10 comentarios:

  1. No sabía yo esas propiedades del laurel.
    Son siempre muy curiosas sus entradas.
    Saludos

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  2. Siempre hay alguna excepción que rompe la regla, tenía entendido que no es bueno refugiarse debajo de los árboles cuando hay tormenta de rayos, que es mejor campo abierto. Curioso lo de los útiles prehistóricos, lo desconocía.
    Un saludo.

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  3. Desconocía completamente que el laurel tuviera estas propiedades, así como se le atribuyeran tales poderes a los sílex.

    La entrada ha sido interesantísima. Es una suerte poder leerle de vez en cuando.

    Un saludo y que pase un buen día.

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  4. No me extraña que se protegieran del rayo, habida cuenta de que era Zeus quien desde su trono olímpico los arrojaba para terror de los terrestres mortales. El rayo bien pudiera significar el castigo divino, de ahí que fuese necesario obtner la protección material y sobrenatural adecuadas para que no afectase a las casas, a los campanarios de las iglesias o los castillos.
    Saludos

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  5. Es lo que decía Plinio. En cualquier caso, mejor un buen pararrayos.

    Saludos, doña Ambar.

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  6. Desde luego parece más prudente apartarse del árbol. Mejor no hacer experimentos y prevalezca en nosotros un sano escepticismo.

    Saludos, don Eduardo.

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  7. Lo del silex es creencia muy antigua. Y se da en otros pagos, no necesariamente ibéricos.

    Saludos, señor Anónimo Castellano.

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  8. Tiene usted razón. La naturaleza estaba sacralizada, incluso tras siglos de cristianismo permanecía un poso pagano.

    Saludos, doña Carmen,

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  9. Quizás esa creencia pudiera deberse a la transmisión que el rayo hiciera a la piedra de su propia esencia: la de prender con su chispa.
    Un saludo.

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  10. Puede ser, señor DLT, puede ser. Centella se llamaba a la chispa surgida de pedernal para hacer fuego.

    Saludos.

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