jueves, 28 de febrero de 2013

ARTE DE PASTOREAR IMPERIOS



"El pastoreo seduciría a los más recios, tenaces e indómitos. Les atraería y conseguiría retenerlos, siempre que el campo de batalla no les llamara, cosa -la afirmativa- tan natural y corriente como nuestra belicosidad contra propios y extraños. Han sido pastoreo y guerra, en la historia, ocupaciones solidarias; en ellas, alternativamente, actuaba el español muy complacido, y mientras la ocasión de combatir le faltara y se viese privado de ganar con las armas fama y victorias, le conservaron a tono, para reanudar el combate, las peripecias de sus correrías detrás de los rebaños, entre la aspereza y las tentaciones del vivir inquieto, sobrio, anárquico, implacable, alerta frente a las sorpresas del contorno y avizor de remotos horizontes fugitivos hasta escapársele, cuando creyó toparlos".

Ramón Carande, "La economía y la expansión ultramarina bajo el gobierno de los Reyes Católicos", en 7 estudios de Historia de España, 1969

11 comentarios:

  1. Muy ocurrente relacionar ambas ocupaciones por parte del señor Carande, todo un clásico para los que estudiábamos historia hace ya unas décadas.
    No es de extrañar por ello que nuestro insigne hidalgo don Quijote confundiera los rebaños con formidables ejércitos a los que habría que combatir en fiera y desigual batalla.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  2. Aunque nunca se me hubiera ocurrido encontrar puntos en común a pastores y guerreros, lo cierto es que después de leer el texto de D Ramon Carande me doy cuenta de que efectivamente son similares y hasta se complementan ambos oficios.
    Un saludo

    ResponderEliminar
  3. La guerra se escapaba más allá de nuestras fronteras cuando éstas se terminaban y no había nemigo o lobo contra el que luchar. Pastor de cerdos era Pizarro allá en Extremadura antes de ser guerrero de oficio.
    Un saludo

    ResponderEliminar
  4. El pastor trashumante como el imperio siempre tiene que dar otro paso más allá.

    Un saludo.

    ResponderEliminar
  5. ¡Qué gran obra es "Carlos V y sus banqueros"!.

    Saludos, don Cayetano.

    ResponderEliminar
  6. La vida al aire libre, los grandes espacios, el desasosiego ante la vida sedentaria. Son rasgos comunes entre pastores y guerreros.

    Saludos, doña Ambar.

    ResponderEliminar
  7. Le daban vueltas a la cabeza, allí en el monte,con la punta de ganado. Y de aquí a soñar gloria, riesgo y botín.

    Saludo,doña Carmen.

    ResponderEliminar
  8. Le daban vueltas a la cabeza, allí en el monte,con la punta de ganado. Y de aquí a soñar gloria, riesgo y botín.

    Saludo,doña Carmen.

    ResponderEliminar
  9. No puede ser lo mismo el mundo de un relojero suizo, por ejemplo, que el de un pastor trashumante. Es cuestión de lejanías.

    Saludos, don Eduardo.

    ResponderEliminar
  10. Desde luego, hecho al sufrimiento y rigores de la intemperie si estaba el pastor. El soldado así entrenado eso llevaba ganado.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  11. Es muy certera su observación. No era la vida apacible lo que les unía.

    Saludos señor DLT.

    ResponderEliminar