miércoles, 21 de noviembre de 2012

TABACO Y OCTAVILLAS EN 1780

Las disposiciones contrarias a los fumadores no son nuevas. Desde las relacionadas con el pernicioso efecto del tabaco para la salud, pasando por las dudas existentes sobre si el tabaco rompía el ayuno o de si se podía consumir dentro de los templos. Ya hemos tratado este asunto en otras ocasiones, siempre con los acertadísimos comentarios de los ilustrados lectores que, con tanta paciencia como indulgencia, frecuentan este cuadernillo sobre los españoles antiguos. El tabaco, además, siempre ha tenido una especial relación con el fisco. En la España de los siglos XVII y XVIII no era barato y su venta estaba controlada por la Real Hacienda. Los estancos actuales son, por tanto, cosa ya antigua conocida por los tatarabuelos de nuestros abuelos y desde antes todavía. Este control estatal era burlado por los contrabandistas que, a mayor o menor escala, daban esquinazo a recaudadores y guardas, carabina en ristre, para introducir en el mercado el tabaco y otros productos de distinta naturaleza, al margen de impuestos y aranceles. Tengo constancia de la existencia de estanqueros del siglo XVIII que compraban tabaco de mala procedencia, a veces, por miedo a los contrabandistas que, como gente del trueno, eran peligrosos y de poca paciencia. Pero el caso que nos ocupa, de 1780, los administradores de la renta real del tabaco de Jaén denunciaron a varios individuos por comprar pequeñas cantidades de rape, de procedencia ilícita, para su recreo personal. Es casi seguro que era del Brasil. Al parecer fueron procesados y el juez, no sin benevolencia y con optimismo dieciochesco, los absolvió sin darle demasiada importancia. Decidieron, entonces, los absueltos escribir y lanzar "papeletas" por las calles para dar, cabe pensar que no sin jactancia, tan gratísima noticia a los vecinos. La redacción de los pasquines debió de efectuarse entre humaredas, carrasperas y estornudos. No quedó aquín el asunto. Hubo más querellas a raíz de esta manifestación de triunfo, considerada irrespetuosa por la Real Hacienda y por el Concejo de Jaén, temeroso siempre a los motines en la calle.

10 comentarios:

  1. De América nos vino -y nos sigue viniendo- todo lo bueno y todo lo malo. No sólo las patatas.
    Un saludo.

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  2. Creo recordar que leí un poema de Jovellanos en el que se ridiculizaba el acto de fumar, pero no recuerdo si el autor era precisamente él. Si lo encuentro, te lo paso. Un saludo y enlazo tu blog.

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  3. Y para más entradas dará el asunto. El tabaco es como un género fronterizo lleno de matices mezclados en desoreden: placer, vicio, negocio, contrabando, legal e ilegal, perfume, peste, impuestos, miedo... ganas. Ningún no fumador puede comprender cuánto mueve y ha movido a sus esclavos, pues todo el mundo controla muy bien las pasiones que no siente. Imagino que Jovellanos no sería fumador.
    Saludos de su lectora.

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  4. Es, junto a la plata y al chocolate, uno de los productos indianos, más apreciados por los españoles.
    Saludos don Cayetano.

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  5. Lo leeré con todo interés doña Laurita. Jovellanos nunca defrauda mis expectativas. Gracias también por enlazar con Retablo de la Vida Antigua. Enlazo asimismo aquí La dama zahorí.

    Mis saludos.

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  6. Su comentario vale más que mi entrada.

    Mis saludos doña Olga.

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  7. Y por dar un enfoque distinto, su consumo en pipa ha dado lugar verdaderas obras de arte. Un saludo.

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  8. Lo de las pipas debe de ser todo un mundo pero lo asocio más al norte de Europa que a España.

    Gracias señor DLT y saludos.

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  9. Por lo que veo las persecuciones a los fumadores no son nuevas, ni mucho menos. Aquí también teníamos un administrador del tabaco de parte de la Hacienda Real, pero no creo que los bejaranos sólo lo comprasen por esta vía como bien nos comentas.
    Saludos

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  10. El contrabando a pequeña escala estaba muy extendido, como bien sabe usted, en los siglos XVII al XIX. Es cosa segura que en Béjar también se dio.

    Saludos doña Carmen.

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