sábado, 1 de diciembre de 2012

POBRES DEL BARROCO

Había muchos tipos de pobres en la España barroca. Los pobres vergonzantes eran personas de calidad, gente principal que debía ser socorrida con mucho miramiento y sin menoscabo de su honra. Recibían la limosna con gesto indulgente como si fuesen ellos los que hacían tal merced. Otros, sin llegar a tanto, encajaban la pobreza con entereza y dignidad. Hay una denominación que aparece con frecuencia en los documentos de archivo que, a lo largo de los años, he tenido la fortuna de consultar. Es la de pobre de solemnidad. Desconozco si hay algún término equivalente en otras lenguas. Agradecería a los lectores cualquier aportación al respecto. La admisión de la propia pobreza no originaba un sentimiento de deshonra. He constatado, por la lectura de padrones de hidalgos que vivieron en Jaén, en tiempo del Conde Duque, que no pocos nobles reconocían su indigencia con absoluta sinceridad, sin darle al asunto más vueltas. Su orgullo ensombrecía, a partes iguales, a la riqueza y a la miseria. También recuerdo el caso de la viuda de un hidalgo de inicios del XVIII,  con el doña delante de su nombre , a la que enterraron con un funeral de limosna "por la suma pobreza" que, según el párroco, padecía. No sé la razón pero, desde hace muchos años ya, imagino a doña Catalina -que así se llamaba- en sus destartaladas estancias, cercanas a la Casa de la Compañía de Jesús, bajo la incierta luz del siglo XVII.

Sobre los conceptos de pobreza y riqueza, en los medios católico y protestante respectivamente, es muy conveniente la lectura de una interesante entrada, incluidos los comentarios, de En Compostela.

6 comentarios:

  1. Yo aprendí también mucho con los comentarios.

    Tu entrada me recordó algo que había leído hace poco de san Josemaría, sobre los "pobres vergonzantes" y los "pobres miserables".

    Estaba hablando de sus años de sacerdote joven en Madrid (años veinte / treinta): "Pasó el tiempo. Fui a buscar fortaleza en los barrios más pobres de Madrid. Horas y horas por todos los lados, todos los días, a pie de una parte a otra, entre pobres vergonzantes y pobres miserables, que no tenían nada de nada; entre niños con los mocos en la boca, sucios, pero niños, que quiere decir almas agradables a Dios.

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  2. Creo (pero no estoy totalmente segura) que ni "pobre de solemnidad" ni otras expresiones como "vergüenza ajena" tienen traducción literal. Desde luego, no es fácil traducir, trasladar a otras circunstancias lingüísticas, asuntos tan peculiares. Ocurre mucho con los términos que tienen que ver, de alguna manera, con el orgullo -o la dignidad- españolas. Siempre se ha enfocado esto de manera negativa y, sin embargo, yo encuentro que reflejan fielmente una peculiar forma de mirar al mundo y a sus gentes que no me da ninguna vergüenza (ni ajena ni propia). Sé que esa manera de mirar me ha conformado lingüística y vitalmente. Por eso me gusta tanto venir por aquí de vez en cuanto a que usted me hable la vida antigüa. Me ayuda a entender cosas, y a recordar otras.
    Saludos de su lectora.

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  3. El matiz de san Josemaría al respecto es una prueba clara no sólo de precisión conceptual sino de la complejidad del asunto. La pobreza es un hecho rotundo pero sujeto a mil circunstancias. Y a la santidad, como queda demostrado, se llega sólo por caminos recios.

    Saludos don Ángel.

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  4. Es una profunda reflexión la que usted hace, doña Olga, y da para pensar mucho sobre el ser de España y de los españoles. Mi pregunta al respecto no es retórica sino real y su análisis es muy valioso. La pobreza ha sido , en estos pagos , lo normal desde siempre y la precisión, los matices y la manera de encararla han tenido, necesariamente, que ser muy variados.

    Saludos doña Olga de su seguro lector y gracias por su generosidad.

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  5. En el catalán del País Valencià se puede leer "pobres de solemnitat" y hace el significado es el mismo que e castellano.

    Saludos.

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  6. Es evidente, como usted dice, que significa lo mismo. Y suena tan serio como en español.
    Saludos señor Dissortat.

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