lunes, 25 de junio de 2012

CON UN BASTÓN DE JUNCO

ALFRED DE VIGNY


El conde de Cheste  recorría las calles de Barcelona en los convulsos días de la primavera de 1867. Derecho iba el Conde, Capitán General, vistiendo levita, cubierto con sombrero de copa alta y un bastón de junco en la mano. Afrontaba peligros ciertos y no perdía jamás la compostura. Nos imaginamos a Cheste, indolente con el junco en la mano. Sólo la dureza del gesto revelaría más al guerrero que al dandy. En Servidumbre y grandeza militar de Alfred de Vigny aparece un viejo oficial de las guerras napoleónicas, el capitán Renaud, apodado Bastón de Junco. Ese bastón, del que jamás se separaba, y en el que apoyaba su marcial cojera, había pertenecido a un jovencísimo oficial cuya muerte supuso para el capitán un calvario de escrúpulos de honor y de remordimiento. Con ese bastón como única defensa, el capitán encabezaba los ataques de los tiradores sin esgrimir la espada, hasta el último momento, cuando ya era necesario batirse cuerpo a cuerpo.

El dato sobre Cheste en la obra del marqués de Rozalejo, Cheste o todo un siglo, Madrid 1935.

4 comentarios:

  1. Estoy plenamente segura de que dentro del junco del conde y del general yacía envainado un florete, presto a ser usado contra aquel peligro máximo que se presentase.
    Saludos

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  2. Creo que fue Arquímedes el que dijo eso de "dadme un punto de apoyo -aunque sea un bastón de junco- y moveré el mundo."
    Un saludo.

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  3. Es muy posible doña Carmen. Aunque el junco,por su ligereza, era una demostración de indiferencia ante el peligro.

    Mis saludos.

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  4. A su manera fueron testigos de la marcha de la Historia apoyados en sus juncos.

    Saludos don Cayetano.

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