viernes, 17 de febrero de 2012

EL MIEDO AL LOBO

Es uno de los miedos más atávicos. Viene de muy lejos y ha formado parte de la vida de pastores, arrieros, cazadores de oficio y caminantes hasta hace pocas décadas. Manuel Amezcua, etnólogo de tierras giennenses, ha recogido algunas creencias al respecto:
1. "El pastor puede ser consciente de la presencia cercana del lobo sin necesidad de descubrirlo o percibir su humo. Si así ocurre, un pelo frío recorrerá su cuerpo y hará que le baile la gorra encima de la cabeza, ya sabe que el lobo anda cerca".
2. Si el pastor está en la tienda o en la majada y se ve acosado por lobos hará lumbre abundante y trazará un círculo de fuego lanzando, a discreción, tizones de fuego.
3. Si el pastor tiene la mala fortuna de verse sorprendido por un  lobo, fuera de cualquier amparo, desanudará su faja y la arrastrará por el suelo mientras camina de manera que el animal seguirá el extremo de la prenda, un tanto sumiso y anonadado, debiendo mantenerse este recurso hasta encontrar lugar a propósito para guarecerse.
4. Si el pastor tiene la mala  fortuna de no tener faja tendrá que recurrir al mechero de pedernal y producir, constantemente y con determinación, chispas ante la cara del lobo que quedará entretenido o sorprendido por esta maniobra. Mientras la potencial víctima tendrá que discurrir algún recurso para salir del apuro.

El recurso de la faja es asimismo citado por González Ripoll, autor del imprescindible libro Los hornilleros. Da cuenta de un aserrador de los Campos de Hernan Perea, en la Sierra de Cazorla, que salvó así la vida aunque pasó tanto miedo que enfermó de un sudor frío persistente y perdió el habla. Fue curado por una saludadora conocida como la tía Telesfora. El aserrador, llamado Julián Leiva fue conocido desde ese momento como "el de los lobos".

Véase: Amezcua, M., "El lobo en la cultura popular giennense", en Revista de Folklore, núm. 104, 1989, págs. 39-45.

13 comentarios:

  1. Pues no le arrendaba yo las ganancias al pobre pastor con el procedimiento de arrastrar la faja por el suelo. Lo del fuego supongo que sería más eficaz, pero cualquiera era el guapo que tenía la sangre fría de ponerse a encender un mechero de pedernal ante la cara del lobo!
    Muy curiosa entrada, desde luego.

    Feliz fin de semana y carnaval.

    Bisous

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  2. El miedo al lobo es una fuente de inspiración y representa, como la serpiente, la esencia del mal. Aunque a mi,los lobos me parecen unas bestezuelas muy majas.

    Buenas noches y un saludo.

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  3. Miedo ancestral hacia el lobo y abundantes historias en los pueblos donde han convivido con el mítico lobo.
    Un saludo.

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  4. De difícil aplicación veo yo los recursos. Lo del mechero debía de ser, además, muy trabajoso de ejecutar a pocos centímetros del hocico del lobo y andando de lado o hacia atrás.

    Saludos Dame Masquée.

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  5. No es raro que se difundieran este tipo de cosas con tal eludir el peligro de un animal del que sólo oír su aullido en la noche quitaba el sueño al más valiente. Un saludo.

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  6. Ahí están los cuentos y los romances de lobas pardas. A mí me parecen tan necesarios para nuestro patrimonio medioambiental como peligrosos a distancia corta.
    Saludos doña Amaltea.

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  7. El pasado español y, en general, europeo está muy vinculado al lobo.
    Saludos señor de Valverde.

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  8. En el tema del miedo al lobo se juntan los miedos ancestrales, legendarios o míticos (miedo al ogro, al dragón, al cíclope...), con los temores cotidianos de los ganaderos a quedarse sin su sustento por esos depredadores ávidos de carne. Una doble ración de temor frente a un mismo enemigo.
    Un saludo.

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  9. Es muy acertado su razonamiento don Cayetano. Tampoco era desdeñable la posibilidad de ser devorado por lobos. El lobo no era objeto de la simpatía de los pastores y ganaderos desde luego.

    Saludos.

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  10. Muy de acuerdo con el argumento de Cayetano. Además, no debemos olvidar que durante la Edad Moderna, fiel receptora de la tradición medieval, el miedo a este animal se hizo más que patente. El mejor ejemplo es esa creencia en los hombres que eran atacados por lobos y que se convertían en un híbrido de ambos. La mentalidad moderna llegó a tener tan asumido este temor que, incluso, en una región de Francia se detectaron centenares de casos de personas que juraban haber visto hombres-lobo. Curioso, sin duda.

    Un saludo!

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  11. En el artículo citado, de Manuel Amezcua, se citan casos similares en la provincia de Jaén. Y,por supuesto, tanto lo que usted escribe como lo que indica don Cayetano, constituyen reflexiones muy certeras.

    Saludos doña CG.

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  12. Perdone la tardanza en contestar, señor DLT. Pero el aullido del lobo en medio del monte,y más por la noche, debía de ser una experiencia de espanto.

    Saludos.

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  13. El método de la faja no acabo de encontrarlo yo del todo... fiable, digamos.
    Saludos,

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