lunes, 19 de diciembre de 2011

MAÑANAS DE AGUARDIENTE

El letuario es una confitura elaborada con cascos de naranja que, acompañada con unos tragos de aguardiente, constituía el desayuno de los españoles del siglo XVII. Es a lo que Góngora asociaba a  las mañanas de invierno. En las ciudades de alguna población ambos productos eran suministrados por vendedores ambulantes, con frecuencia de origen francés. Observe el culto lector que a los españoles siempre les ha gustado lo de desayunar en la calle, costumbre económica y saludable. Pero sigamos. El aguardiente podía ser de Alanís o de Cazalla. Después, en el siglo XVIII, se vendían más los fabricados en Cataluña,  Navarra, Aragón y Valencia.También se producía en Málaga aunque en menor cantidad. Debían de ser bebidas muy fuertes, secas a más no poder. El precio de una arroba de aguardiente refinado en la Corte era, en 1797, de unos cien reales. La Real Hacienda, consciente de que era un brebaje universalmente aceptado, trató de monopolizar su venta a través de estancos, como con el tabaco y los naipes, aplicando los correspondientes impuestos indirectos que gravaban su precio. Así su comercialización estuvo intervenida desde 1632 hasta el siglo XIX, con periodos de relativa liberalización.  Decían los inventores de esta sacaliña que, con esta fiscalización, se desterraría, o al menos se atenuaría, el feo y deplorable vicio de la embriaguez. No debemos ser, sin embargo, ingenuos puesto que el fin principal de estas disposiciones era recaudatorio. La renta del aguardiente estuvo asociada al impuesto de millones, que imponía sisas o recargos a los precios de distintos productos de consumo general. Fue burlada con pertinacia por contrabandistas, taberneros trapisondistas y arrieros poco solidarios con el fisco. En el Jaén del XVII no faltaban clérigos cosecheros que tenía despachos, más o menos clandestinos, en los que suministraban aguardiente a un precio inferior al oficial. Alegaban que lo del estanco no iba con ellos pues por pertenecer al estamento eclesiástico estaban exentos del pago de cargas fiscales. La Corona no pensaba igual y cuando procedía contra tales transacciones llovían las excomuniones contra corregidores, regidores, alguaciles y guardas de millones.

10 comentarios:

  1. Ni los impuestos ni la "ley seca" acabaron nunca con el consumo de alcohol. Al revés, yo creo que la gente se aficiona más al "jarro", al ver en ello algo propio de los ricos.
    Un saludo.

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  2. Así es, don Cayetano, la ley seca fue un absoluto fracaso. Tampoco aspiraban a tanto en la España del estanco del aguardiente.

    Mis saludos y gracias por su comentario.

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  3. Un fuerte abrazo y señor de Mingo. Que pase usted unos días de paz en estos días de la Navidad de Nuestro Señor.

    Y yo sí que aprendo con sus escritos.

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  4. Callejear y desayuno de aguardiente de buena mañana, ahí podríamos encontrar el origen de muchas cotumbres que se han ido transmitiendo a lo largo de generaciones. Muy dañino no ha sido, ni parece que nos haya perjudicado el adn, cuando la esperanza de vida de lo españoles es la segunda más alta del planeta. Muy aleccionadora la entrada de hoy.

    Un abrazo, felices Navidades y año 2012.

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  5. La prueba del comportamiento de los españoles con las bebidas alcohólicas es que tienen impuestos especiales, pero se sigue bebiendo, en la calle, en todo tipo de fiestas y por supuesto se sirven bebidas clandestinas como el garrafón.
    Parece mentira que pasan los años y los siglos y hay que comportamientos que permanecen.
    Un saludo.

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  6. No han cambiado tanto las cosas en esto de los impuestos especiales.
    Reciba señor del Retablo mi más sincera felicitación y mejores deseos para usted y los suyos.

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  7. Estoy de acuerdo con lo que usted dice doña Amaltea. Además lo de desayunar en la calle, por ahí, es un lujo al alcance de todos los bolsillos.

    Y Feliz Navidad también para usted.

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  8. Así es. Pero no sólo cargaban con impuestos el aguardiente sino que limitaban su venta a los estancos. Intolerable para el espíritu individualista del español de ayer y hoy (aunque ya menos).

    Saludos señor de Valverde. Y Felices Pascuas.

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  9. Eso contaba el señor de Valverde. Y España en quiebra como en el XVII.

    Saludos y tenga usted unas Navidades jubilosas.

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  10. Cazalla, Machaquito, Rute ... el alcohol siempre fue consustancial a Occidente y a España. Me viene a la cabeza el sol y sombra que tomaban los campesinos en las madrugadas antes de la dura jornada de campo cada día. Me acuerdo de una cafetería de currantes al sur de Madrid y cómo "cantaba" a una mezcla de tabaco de Chinchón y de porras y churros y café. Desde leugo que el Estado bien que ingresa con esos impuestos indirectos.
    Saludos señor del Retablo.

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