lunes, 12 de diciembre de 2011

LOS WOODFORD DESPIDEN A FRASCUELO


No debieron de olvidar los Woodford aquella tarde de marzo de 1898. Medio ocultos por los cipreses de la Sacramental de San Isidro vieron como El Chano, Baulero, El Moños, Jeromo, Pajarero y Tres Calés, enterraban en una fosa, tres metros de honda, a Salvador Sánchez Frascuelo. De haber sido norteamericano, pensaría Mr. Woodford del torero, habría recorrido grandes espacios, hacia el oeste, o sentado plaza de aventurero en la frontera. O conducido ganados pues era Frascuelo buen jinete y le gustaba el campo.  Personajes así, como Salvador Sánchez,  no habrían desentonado entre los creados por John Ford. A fin de cuentas Frascuelo fue valiente como era posible serlo en la España de la Restauración. Para demostrar coraje un ruedo valía tanto como los horizontes de América. Nadie ha dicho que el valor sea asunto de metros cuadrados. Después, al volver del cementerio, Mr. Woodford mandó parar el coche en el Puente de Toledo, bajó a la calle, anduvo un rato y repartió limosnas entre los pobres. Mr. Woodford era embajador de Estados Unidos en España. Hacía menos de un mes de lo del Maine.

12 comentarios:

  1. Toda una leyenda la del matador Frascuelo. Y un poco "frescuelo" también el americano, con el asunto del Maine a cuestas, que hay quien dice que lo provocaron ellos para atacar a los españoles.
    Un saludo.

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  2. Frascuelo fue único. Y el gesto del Embajador fue respetuoso a mi entender. La gente demostró, asimismo, caballerosidad con él, sobre todo si se tienen en cuenta las circunstancias.

    Mis saludos.

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  3. Ese año fue crucial en España, 1898, una cosecha de escritores muy interesantes y por lo visto, en el toreo no se quedaron mancos.

    Saludos

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  4. Recuerdo haber visto en la calle del Arenal de Madrid una placa señalando el inmueble en el que murió el famoso diestro, por cierto bastante amigo de Alfonso XII. Un mito, desde luego, que Machado se encargaría de inmortalizar, si es que no lo estaba ya. Un saludo cordial.

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  5. Hubo escritores del 98, pintores del 98, militares del 98, malvados del 98 y hasta toreros del 98. Aunque Frascuelo en ese año ya estaba retirado desde hacía tiempo.

    Saludos doña Amaltea.

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  6. Era muy alfonsino Frascuelo y participó en actividades monárquicas antes de lo de Sagunto. Y muy considerado por la aristocracia de su tiempo. Era amigo del Duque de Sesto, de Ducazcal, de Romero Robledo. Y desde luego Frascuelo y Cara Ancha, al que vio el personaje recibir un día, fueron inmortalizados por Antonio Machado.

    Saludos señor DLT.

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  7. Curiosa entrada que me ha recordado a esa frase de Machado sobre la España profunda, esa "de charanga y pandereta, devota de Frascuelo y de María, cerrado y sacristía". En mis trabajos sobre las elecciones de 1898, con la guerra de Cuba en ciernes, en la prensa española, tanto republicana como dinástica había un antiamericanismo atroz, y de ahí que me extrañe que el embajador yankee circulase por los Madriles así como así. En aquella prensa pude ver cómo los toros estaban en primera página, junto a las noticias "desastrosas" del desastre de Cuba y Filipinas, equivalente a hoy al "fúrbo" de los Messis y compañía.
    Saludos.

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  8. Curioso homenaje de un embajador estadounidense a un torero con la que estaba cayendo. Aunque, todo hay que decirlo, las guerras a veces ocurren lejos.
    Saludos

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  9. Uno de los motivos de esta entrada es, asimismo, la relativa extrañeza que me produjo el suceso.Un embajador de Estados Unidos,en 1898, en el entierro de Frascuelo con absoluta naturalidad, sin incidentes. Dice mucho, y bien, de los españoles de la época. Tampoco le debía de faltar serenidad a Mr.Woodford. Y, a propósito, yo también escribí algo sobre elecciones en Jaén en la década de 1890, concretamente referido a la crisis del Partido Conservador y a las rivalidades entre romeristas y silvelistas.

    Saludos, don Juan.

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  10. Así es doña Carmen. Era una España caballerosa, a pesar de su decadencia. La prensa no indica ningún incidente, ni una mala palabra.

    Mis saludos.

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  11. Bien lo merecían Frascuelo, Mr, Woodford y el pueblo que asistía al entierro.

    Mis saludos don Francisco.

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