lunes, 26 de diciembre de 2011

DEL SUCESO OCURRIDO CON UN NOVILLO EN VALDEPEÑAS EN 1876

El 15 de junio de 1876 hubo una novillada en Valdepeñas con cuatro reses de la vacada de don José Ginés, de Santa Elena, a cargo de la cuadrilla de Juan Ponce. El cuarto novillo, llamado Totobío, que así aparece en la prensa y los libros antiguos, era retinto, de cabos negros y con pies. Los toreros vieron algo raro en el novillo y se quedó solo en el redondel. Decidió entonces el animal saltar al tendido de sombra produciendo una espantada general del público, se arrancó hacia dos agentes de la autoridad que hirió y, a uno de ellos, lanzó al ruedo. Totobío volvió al redondel para, con gran rapidez, retornar al tendido en busca de una salida. En esta ocasión llegó hasta los palcos, los destrozó y arremetió contra el público que, espantado, se agolpaba en pasillos y escaleras. El peligro no estaba tanto en la fiera como en la avalancha humana. Al final abatieron al novillo, según el Boletín de loterías y toros del 18 de junio de dicho año, con quince balazos e "infinitas puñaladas". Tuvo consecuencias trágicas el suceso pues Totobío mató a un pobre niño de siete años, "rompió muchos brazos y piernas y causó muchas descalabraduras". Se pasó tanto miedo, cuenta Leopoldo Vázquez,  que los barberos de Valdepeñas practicaron más de doscientas sangrías entre distintos testigos del suceso. Esto se hacía para prevenir los ataques, alferecías, pasmos y perlesías que podían producirse, se pensaba, tras pasar por un trance así. Incluso después de muerto Totobío siguió siendo temible pues no se vendió "ni una sola libra de la carne de este animal, porque corrió la voz de que estaba embrujado". Es ésta superstición arcaica y, al parecer, todavía vigente a inicios de la Restauración.

17 comentarios:

  1. Bueno, vaya suceso... A ver, pregunta -puedo buscarlo en internet, pero me fío de Vd. más-
    Qué es alferecía y perlesía, lo primero se lo oía a mi abuela. Lo segundo es la primera vez que lo veo... ¿Son enfermedades reales o era un modo de llamar a ataques en general...?

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  2. Pues sí que tenía pies Totobío, sí. Me imagino unas escenas similares a las que aparecen en La Tauromaquia del gran maestro Goya, sobre todo en ese grabado en el que uno toro aparece arremetiendo a un pobre infeliz en un graderío ya desierto. ¡Menuda sangría! Entre el toro y los sangrados voluntarios...
    Por cierto, me alegro mucho de la vuelta a las lides bloggeras. Suerte, y al toro.
    Saludos

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  3. No tengo yo autoridad al respecto pero creo que son nombres antiguos de enfermedades reales. Las alferecías eran convulsiones cuya descripción, en los diccionarios antiguos, coincide con los síntomas de las crisis epilépticas. Yo también he oído hablar de alferecías a personas de muchos años que, de vivir, superarían sobradamente el siglo. La perlesía se relaciona, en cambio, con un ataque, creo que repentino, que provocaba parálisis.
    Don Francisco Doña, que me honra como lector, al igual que usted, podría explicarlo de manera mucho mejor dada su formación médica y su especialidad en Historia de la Medicina. Lo que sí me consta es que ambas dolencias se relacionaban con los disgustos, berrinches de campeonato, malos ratos y los malos tragos y que, todavía en los años treinta, se aplicaban sanguijuelas a los que pasaban un mal trance para prevenir tan funestas consecuencias.

    Mis saludos doña Aurora y muchas gracias una vez más.

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  4. Totobío aterrorizó a todo el mundo allí presente. Nunca pudo imaginar el novillo que, después de tantos años,aquí estamos hablando de él. Y respecto al grabado, en cuanto tenga ocasión, lo buscaré para compararlo con la situación descrita.

    Muchas gracias doña Carmen.

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  5. La cantidad de plomo usado para abatir a la bestia me ha recordado un caso sucedido en tiempo de Felipe IV. Al parecer se enfrentaron entre sí un oso, un tigre, un león y un toro. Al fin sólo el toro quedó en pie y el rey, que asistia al espectáculo, pidió un arcabuz y descerrajó un certero disparo sobre el cornúpeta dejándolo muerto, siendo muy vitoreado por los presentes. Muy certero, por su buena puntería, debío ser el tiro o muy exagerada me temo la crónica, viendo la necesidad de dieciocho balazos de modernas armas en el caso que nos cuenta del novillo Totobío, tan interesante y bien narrado como es costumbre. Un abrazo.

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  6. Bárbara tradición esta de las corridas de toros, que espero poder ver total y definitivamente desterrada y relegada al pasado. Aquel que disfruta de la matanza y sufrimiento de un animal no se merece, desde luego, mi respeto. No es una opción, a mi entender, "respetable".
    Saludos,

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  7. Para satisfacer la curiosidad de doña Aurora poco puedo añadir, porque usted, mi buen amigo del RETABLO, ha explicado muy bien los conceptos de alferecía y perlesía. Efectivamente, ambos son términos médicos en desuso, pero que se referían a la epilepsia, el primero, y a la parálisis el segundo. Lo que ocurre es que no siempre se utilizaban con propiedad fuera del ámbito profesional. Sobre el último, me permito adjuntar el enlace a un texto de don Fernando A. Navarro (él si que es un experto en estas cuestiones):

    http://medicablogs.diariomedico.com/laboratorio/2006/11/08/vocablos-olvidados-perlesia/

    Respecto a las sangrías (tan usadas, como temidas e inútiles) copio a continuación una frase de don Javier Puerto en el Prólogo a un reciente libro sobre la reina Bárbara de Braganza, de doña Rosa Basante Pol:
    "Aunque algunos, en todas las épocas, creían observar mejoría con ellas [había quien], como nos explica Casanova en sus memorias, cuando un médico y un cirujano le intentan sangrar, a raíz de una indigestión, coge sus pistolas y les dispara..."

    Por mi parte, como se puede comprobar, no soy más que un constante "copiador"; pero le agradezco mucho su amable confianza, y aprovecho la ocasión para desearle a usted y a todos los lectores de su estupendo blog un FELIZ 2012: que a ninguno le falte la salud, ni la paz, ni el amor, y que a todos les rebose la alegría.
    ¡Un fuerte abrazo!

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  8. Otro día hablaremos de la alferecía (precisamente estoy estudiando últimamente la historia de la epilepsia); pero, para quien pueda interesar, dejo otro enlace sobre términos médicos, donde también encontrarán referencias a la perlesía.

    http://dicciomed.eusal.es/palabra/paralisis

    Perdón por ser tan pesado, y un abrazo más.

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  9. Lo malo es lo del niño muerto y algunos huesos quebrados, pero el novillo sabía a quién atacar: servidores del orden público y el palco.Feliz año nuevo, Retablo. Abrazos.

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  10. Totobío, ahora, con ese nombre parecería una marca de alimento orgánico o similar. El animal dejó su huella fatídica, está claro que cuando una bestia se siente acorralada arremEte contra todo lo que se mueve, como fue el caso. En fin, ni siquiera sirvió para alimento, un toro con mal fario.

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  11. Caramba con el "bisho". Desde luego que los toros, cuando se salen del control de los toreros, son tremendos. Recuerdo cómo este año un toro en Navarra se escapó y entró en una casa y mató a cornadas al inquilino. Este tipo de visitas inesperadas en las casas no es nuevo, pues recuerdo que hace unos 15 años también sucedió algo parecido en la provincia de Tarragona.
    Lo que me llama la atención es la pervivencia de la superstición en aquella España atrasada y caciquíl de la Restauración. Hasta bien entrado el siglo XX estuvo presente en aldeas del norte y es posible que aún, alguno que otro, se lo crea.
    Saludos Señor del Retablo.

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  12. Sería cosa de ver a Felipe IV, tan severo, encarándose el arcabuz y arreándole un tiro al animal. Por cierto que esa costumbre de echar fieras a los toros fue habitual hasta el XIX.

    Mis saludos señor de la Terraza.

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  13. Quedo muy agradecido, e ilustrado, por su explicación don Francisco. Igual, lo creo seguro, le parecerá a doña Aurora. No será la última vez que le preguntemos sobre nombres antiguos de dolencias.

    Reciba usted otro abrazo.

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  14. Sí que fue bien triste el suceso, señor Hidalgo. No deja de ser, todo esto, un claroscuro de la España profunda.

    Reciba usted mis saludos.

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  15. El nombre debe de venir totovía pero lo escribo con b por aparecer así en las fuentes. Totobío es buen nombre para una res. Es verdad que no hizo otra cosa que verse solo en el ruedo, buscar una salida y defenderse. Más peligro fue el que se debió de originar por la huida desordenada de la gente.

    Reciba mis saludos doña Amaltea.

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  16. Un toro bravo es, siempre, un animal temible. Cuando apunta mansedumbre y elige defenderse más todavía. No son personajes de dibujos animados aunque la gente cree que sí. Los datos que usted aporta lo corrobora. Respecto a las supersticiones,creo yo, que en ciertas comarcas, permanecerían intactas en el siglo XIX. Todavía algunos hemos sido testigos de la supervivencia de no pocas.

    Saludos don Juan. Y gracias.

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  17. Bien siento no compartir en este aspecto su opinión doña Carmen. Ni tampoco quiero polemizar aunque, le aseguro, que no me faltan argumentos ni razones. Sí quiero indicar que si se escribe sobre la vida de los españoles de antaño las referencias a la tauromaquia son obligadas.

    Bien lo dijo Ortega, "la historia de las corridas de toros revela algunos de los secretos más recónditos de la vida nacional española durante casi tres siglos". Además, naturalmente, a esto se une mi condición de aficionado, modestísimo pero aficionado al fin y al cabo, algo que asumo con particular honra.

    Reciba usted mis saludos.

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