martes, 8 de noviembre de 2011

GUARDAS DEL CAMPO A MEDIADOS DEL SIGLO XIX

En unas disposiciones de la autoridad gubernativa de la provincia de Jaén, correspondientes al año 1852 y publicadas en dicha ciudad por la Imprenta y litografía de Medina, se reproduce la normativa que en 1849 pretendía regular las funciones de los guardas del campo, tanto de fincas particulares como de montes municipales en toda España. Hay que recordar que, en esas fechas, anteriores a las leyes desamortizadoras de 1855, los concejos eran propietarios de fincas muy extensas dedicadas al pasto, carboneo y a otros aprovechamientos forestales. Es de interés todo lo relativo a los guardas o guardias municipales del campo. No deja de percibirse en su redacción el estilo ordenancista del moderantismo gobernante  en esos años.Los requisitos para ocupar un puesto de este tipo eran sencillos: tener entre 25 y 50 años, no ser de una talla inferior a la exigida para el servicio militar y poseer una constitución robusta, no contar con limitaciones físicas que impidiesen el correcto desempeño del puesto, saber leer y escribir "siempre que sea posible", ser de buenas costumbres además de hombre de buena opinión y fama. Se exigía el no haber sufrido nunca penas aflictivas ni expulsado del ejercicio de alguna plaza de guarda municipal o jurado, además de no tener propiedad rural ni ser colono o ganadero. 
La autoridades tendrían especial celo en perseguir determinadas infracciones y malas conductas de los guardas como "embriagarse, concurrir a casas de mal vivir, asociarse o tratar con personas de mala conducta o mala nota, jugar a juegos prohibidos en cualquier tiempo y a los permitidos en horas de servicio" o dedicarse a cazar y a pescar descuidando las obligaciones del puesto. Tampoco se toleraría que tuviesen las armas sucias y mal conservadas, al igual que el correspondiente distintivo. Éste era una placa de latón de cuatro pulgadas de largo y tres de ancho con el nombre del pueblo en el centro y alrededor el lema Guarda del campo, bien a la vista y enlazado en una banda ancha de cuero. Lo del armamento es digno de mención: debían ir por los montes, tanto los de a pie como los de a caballo, pertrechados con carabina ligera, bayoneta y canana con diez cartuchos de bala y vaina para la bayoneta. Los que iban montados añadían, además, nada menos que un sable como los que se usaban en la caballería ligera que iría pendiente de cinturón y tirantes de cuero. No debe resultar extraño que los guardas fueran armados hasta los dientes pues los montes y los despoblados del XIX era un medio peligroso por el contrabando, el bandolerismo y los lobos.

18 comentarios:

  1. Los requisitos para acceder y mantener el empleo de guardas eran muy parecidos a los que se pedían en Madrid para el oficio de "serenos", allá por el siglo XIX: edad adecuada, hábitos de una vida sobria y carecer de antecedentes. Eso sí, aquí se pedía además tener buena voz por aquello de cantar las horas, las medias y los cuartos y además, cuando alguien dijera: "¡Serenooo!", responder claramente aquello de "¡¡¡Vaaa!!!"
    Un saludo.

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  2. Esta información me es sumamente útil, pues he encontrado más d euna vez a estos personajes en la documentación, tanto en el siglo XIX como en centurias anteriores. Y es que en los montes bejaranos la misión del guarda no sólo era éstas que nos cuentas, sino también vigilar para que no se produjeran talas de árboles, pertenecientes todos ellos al concejo. De ahí que fuera armado hasta los dientes.
    Saludos

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  3. No me extraña que fuesen tan exigentes con los aspirantes a guardias, pues debió de ser muy peligroso serlo en aquellos años en los que el bandolerismo romántico estaba en pleno auge en aquella España isabelina. En Andalucía y, en Despeñaperros sobre todo, se escriben las páginas más céleres del bandolerismo hispano.
    Despeñaperros debió de impresionar a aquellos viajeros ingleses o franceses como Gautier o Ford. Hasta Washington Irving ya habla de los bandoleros. Ya en el XX los menciona Gerald Brenan. Aquellos riscos y desfiladeros aún me impresionan por su pintoresquismo paisajístico cuando voy a Andalucía.
    Saludos.

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  4. La precisión "saber leer y escribir siempre que sea posible" deja ver que comtemporizaban ¡Qué remedio!
    Y los otros requisitos abundan en la pretensión de crear un cuerpo ejemplar - según los cánones de la época- de guardas de campo.

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  5. Ya lo creo. Era un oficio arriesgado, y entre eso y tanto requisito no sé yo si encontrarían muchos candidatos. Claro que si lo de saber leer y escribir no era estrictamente necesario...

    Buenas noches, monsieur

    Bisous

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  6. No me extraña nada que fueran armados con los peligros que había en los descampados en aquella época. En cuanto a leer y escribir me ha recordado como en España cuando los jóvenes no querían ir al ejército rebajaron los estudios necesarios para acceder. Esta claro que cuando hay necesidad no se ponen demasiadas trabas.
    Un saludo.

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  7. Peligrosa tarea, como dicen los amigos anteriores, pues ademas, supongo, irían solos, a diferencia de las parejas de guardias civiles, cuerpo creado pocos años antes. Aunque a decir verdad no sé si la benemérita formó parejas desde su inicio. Una interesante entrada más sobre nuestra vida antigua, que tan bien nos cuenta usted. Un saludo.

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  8. Un trabajo peligroso por las sabandijas humanas y animales que poblaban los bosques de aquel tiempo.

    Un regio saludo.

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  9. Es muy curioso el parecido.Y no menos peligroso el oficio de sereno en el Madrid nocturno como ya comentamos en una ocasión. Lo de la buena voz sí que es un cambio respecto al guarda del campo.

    Saludos don Cayetano.

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  10. También conozco yo, doña Carmen, bastantes datos sobre guardas del campo en el siglo XVII que deben ser, por sus características muy similares a los que usted cita de Béjar. Las roturaciones ilegales eran, en efecto, un gravísimo problema para el mantenimiento de montes municipales y baldíos.

    Mis saludos. Y me alegro de que hayan podido ser de utilidad estos modestos datos.

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  11. Despeñaperros debía de ser sobrecogedor en el siglo XIX. Lo que ahora cuesta unos minutos era en aquel tiempo una jornada de viaje por despoblado. Los viajeros que usted cita están muy bien escogidos.

    Saludos don Juan.

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  12. Tiene usted razón doña Amaltea. No debía de ser fácil encontrar unos guardas que tuviesen unos conocimientos básicos con unas tasas de analfabetismo, me refiero a Jaén, que llegaba a las tres cuartas partes de la población. Y se buscaba, sobre todo, que los guardas no fuesen, al menos, peores que los infractores.

    Reciba mis saludos.

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  13. Pues es posible Dame Masquée. Creo yo que dependería de los pueblos. Después no todo el mundo serviría, por la aspereza del oficio, para guarda forestal.

    Mis saludos.

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  14. Desde luego, señor de Valverde. La conveniencia sobre leer y escribir venía dada también por la cuestión de saber redactar partes y denuncias.

    Mis saludos.

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  15. Sí parece que iban solos según se puede sobreentender en la normativa.Lo otro que usted se pregunta también lo desconozco yo.

    Muchas gracias por sus palabras señor DLT.

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  16. Verdad es Carolus II. Y pasando calores y fríos.

    Mis saludos.

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  17. Como un sheriff montaraz y castizo, con su placa, con su arma reglamentaria, con su terreno solitario y peligroso;-)
    Curiosos oficios. Y qué bien te documentas. Siempre un placer acercarse por aquí a leer.
    Un saludo.

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  18. Pues es muy buena la comparación y la descripción doña Olga. Y aunque no eran los grandes espacios de América no eran pocos los peligros que afrontarían estos modestos guardas.

    Muchas gracias por sus palabras.

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