miércoles, 26 de octubre de 2011

REFUGIADO EN SAGRADO

Diego de Moya, tabernero de Jaén en el reinado de Carlos III, recibió un día la visita de unos dependientes del Cabildo municipal y le pidieron las medidas que utilizaba para despachar el vino. Al parecer los vasos estaban trucados y fueron destruidos por las autoridades concejiles. Le impusieron una multa de dos reales que, en honor a la verdad, no era gran cosa. Sin embargo Diego de Moya se enfrentó a los curiales, posiblemente jaleado por su clientela, no tenida por muy comedida,  y les dijo "apasionado[...] alguna cosas proposiciones no conducentes y perjudiciales a la Real Jurisdicción y los que la administran". En particular las palabras más gruesas fueron dedicadas al diputado del Común y el alguacil mayor que no debían de ser hombres de buen humor.  Pues bien, por este motivo fueron a prender al tabernero que, viéndolas venir, se escapó a gran velocidad, por unas calles de gran trasiego, y consiguió entrar en la iglesia de San Andrés. Allí estuvo unos días, contemplando la historiada reja de la Santa Capilla, hasta que, quizás no muy bien aconsejado, consiguió salir del templo. No eran tiempos buenos para los refugiados en sagrado. Como consecuencia de la política regalista, los Borbones trataron de reducir las inmunidades eclesiásticas. En septiembre de 1772 Carlos III había obtenido una bula que restringía el número de iglesias a las que podían acogerse los perseguidos. Finalmente el tabernero consiguió salir de su refugio y llegar hasta Granada. Y allí se quedó hasta que se serenaron los ánimos. Al final buscó testigos para que declarasen a su favor y se entregó a la Justicia de Jaén.  El asunto debió de quedar en nada. Pero los apuros fueron grandes.
                    La mujer de Diego de Moya, por los pesares sufridos, malogró su embarazo y perdió "una criatura con toda perfección", como consta en la correspondiente escritura notarial. Esto fue, en verdad, bien triste. 

14 comentarios:

  1. Tengo que tener en cuenta esa política regalista de Carlos III y comprobar la fecha de otros refugiados en sagrado en Béjar, Parece ser que varios presos huyeron de la cácel de la villa, refugiándose en la iglesia de El Salvador, que se sitúa justo en frente. Allí permanecieron durante días, mientras el alguacil y varios soldados hacían guardia a la puerta.
    Saludos

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  2. Interesante refugiarse en las iglesias y que eso se llegase a respetar, quizás por un temor a lo sagrado.
    Historia muy curiosa e interesante.
    Un saludo.

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  3. No sería mala medida, no, que continuara existiendo el acogerse en sagrado para algunos delitos menores, siempre, claro está, que al menos lugar tan espiritual incidiera sobre el delincuente en forma de sincero arrepentimiento. Aunque el caso que nos presentas no era tan grave, ni merecía tan triste final por el disgusto de la esposa.

    Un cordial saludo.

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  4. Aquellos tiempos no eran los adecuados para enfrentarse a las autoridades pues los derechos de la persona (aún no ciudadano) no son los de hoy y normalmenye el gremio gobernante y los jueces estaban bien conectados por amiguismos y dependencias, por lo que el tal Moya lo tenía difícil para librarse.

    La mujer, aborto a causa del stress.

    Un regio saludo.

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  5. Hummm con los agentes mejor no enfrentarse y máxime cuando has hecho trampa y te han "pillao". Además el final de la criaturita fue terrible.
    Interesantes anécdotas que nos cuentas para hacernos una idea de cómo vivían nuestros antepasados.
    Saludos.

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  6. Debía ser bien frecuente, y mayormente en el siglo anterior. En América, Catalina Erauso, la famosa "Monja Alférez", pendenciera y varonil, homicida más de una vez, se refugió más de una vez en las iglesias huyendo de la justicia. Se me ocurre escribir algo sobre esta aventurera, quizás.
    En cuanto al tabernero, curiosa su historia, y trágica la de su esposa.
    Un saludo.

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  7. Conozco a algún hostelero a quien recomendarle que se acoja "en sagrado" cuando le visiten los inspectores de consumo... Más que nada, por interés científico ¡a ver que pasa!
    Respecto al lamentable fin de aquel embarazo, permitan que tenga mis dudas... Habría mucho que tratar sobre ello, pero esa es otra historia, y la de hoy, como siempre, es excelente.
    Un cordial saludo.

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  8. Sería muy interesante comprobar si la bula tuvo realmente efectividad o pudo más la costumbre.

    Saludos y gracias doña Carmen.

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  9. El respeto a los espacios sagrados tenía que pesar, indudablemente, pero también el buscar el respaldo de la única institución que, de hecho, podía limitar la acción del poder real.

    Saludos señor de Valverde.

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  10. Imagine usted lo que sería todo eso don Eduardo.

    Mis saludos.

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  11. Desde luego el poder efectivo de las autoridades municipales era muy grande, para lo bueno y lo malo,y la existencia de garantías judiciales casi inexistente.

    Saludos Don Carolus.

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  12. Probablemente los del Ayuntamiento tenían razón y Moya no era muy riguroso en lo de las medidas pero, da la impresión, de que estaba hasta la coronilla.

    Saludos don Juan.

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  13. Espero con enorme interés lo de la Monja Alférez señor DLT. La vida no era, desde luego, muy aburrida en aquellos años.

    Mis saludos.

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  14. Desde luego don Francisco. El dato del aborto viene en una escritura notarial, después de la que narra todas las peripecias del tabernero. Es obvio que trataban, con razón o sin ella, de relacionar un suceso con otro.

    Mis saludos y muchas gracias por su generosidad.

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