domingo, 11 de septiembre de 2011

PUEDE MUCHO EL DINERO

El uso del dinero tuvo una expansión espectacular en la España de los siglos XVI y XVII. Las remesas de metales preciosos y, después, las reiteradas acuñaciones de vellón aumentaron a gran escala la moneda circulante. Incluso en las aldeas más perdidas se pagaba  y se compraba con dinero. Los arrendamientos ya no se percibían sólo en fanegas de cereal y pares de gallinas. Los pagos en especie retrocedían ante los efectuados en moneda de mejor o peor ley. Las dotes se cuantificaban en miles de ducados y se fundaban mayorazgos, patronatos y capellanías con bienes inmuebles valorados en dinero, hasta el último maravedí, ante el correspondiente escribano.  


Tanto dinero en danza provocó el aumento de los precios y de los salarios. La inflación comenzó a formar parte de la vida de la gente de aquel tiempo. Los españoles se endeudaron. Los particulares pedían préstamos a otros e imponían cargas o censos sobre sus bienes. Daba igual si eran nobles o llanos.  Se endeudaban también los concejos y la Real Hacienda hizo lo mismo al solicitar, reinado tras reinado, créditos a los banqueros alemanes, genoveses y portugueses para sostener su política exterior. También recaudaba dinero de sus leales vasallos  que compraban deuda pública o juros situados sobre determinadas rentas reales. Los juros facilitaron durante años una renta fija y segura pero llegó el momento en que la Corona no pudo dar lo que no tenía. Todo esto aparte de los impuestos que crecían por días y  de los donativos, que nada tenían de voluntario, exigidos a la Grandeza, títulos de Castilla y cabildos municipales.

La expansión del uso del dinero provocó problemas de conciencia. Los confesores debían instruirse sobre si era lícito o no el interés en los préstamos. Los más esclarecidos entendimientos de la Escuela de Salamanca cavilaban, sensatos y sentenciosos, rezumando sentido común,  sobre la naturaleza del dinero, el valor y los precios. Sin duda fueron unos años decisivos para el análisis económico. También arraigó la convicción de que con dinero todo se podía conseguir. El dinero enmendaba los padrones que distinguían a nobles y pecheros, rectificaba ascendencias, dotaba matrimonios desiguales,  facilitaba la compra de oficios públicos, perdonaba delitos, eximía de obligaciones militares y reducía los días de purgatorio. Se desarrolla, entonces, un discurso crítico y moral acerca del dinero. Tenía un fondo aristocrático e incluso reaccionario. El dinero, tal y como se utilizaba, era lo nuevo, lo cambiante frente a lo inamovible de la tierra y el rango heredado. Se mezclaba la evidencia con un pesimismo casi nihilista. Uno de sus más destacados exponentes fue don Francisco de Quevedo. También Lope de Vega en La Dama boba, hace decir a un noble: "¡Qué ignorante majadero / ¿No ves que el sol del dinero / va del ingenio adelante? / El que es pobre, ése es tenido por simple; el rico por sabio. / No hay en el nacer agravio, / por notable que haya sido, / que el dinero no lo encubra, / ni falta en la naturaleza / que con la mucha pobreza / no se aumente y descubra". 

10 comentarios:

  1. Ya lo dijo el satírico autor de "La vida del Buscón": "Poderoso caballero es don dinero".
    Sobre el asunto de esta entrada, me parece interesante acercarse a la vida y la obra de don Juan de Lugo. Dejo aquí un enlace para abrir boca:

    http://escolasticos.ufm.edu/index.php/Juan_de_Lugo

    Mis felicitaciones por tan interesante texto, buen domingo (al menos, en lo que nos queda de él) y un cordial saludo.

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  2. Le agradezco mucho la referencia. Juan de Lugo fue uno de esos excepcionales jesuitas del XVI y del XVII. Su teoría del valor es clave en la Historia del pensamiento económico.

    Saludos y gracias don Francisco.

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  3. Ya lo decía un poco antes el propio Arcipreste de Hita en su Libro de Buen Amor:

    "Hace mucho el dinero, mucho se le ha de amar;
    al torpe hace discreto, hombre de respetar,
    hace correr al cojo, al mudo le hace hablar;
    el que no tiene manos bien lo quiere tomar."

    Poco hemos cambiado desde entonces.
    Un saludo.

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  4. Lope de Vega ya lo vio venir, el dinero lo compra todo, y si no puede, lo tapa.
    Saludos afectuosos, maestro.

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  5. Empezaba a existir en aquella época un rica burguesía de gran poder económico pero a la que le faltaba la nobleza de sangre. Poco a poco acabarían, sin embargo, haciéndose con el poder ya bajo el reinado de Felipe V. Un buen ejemplo Juan de Goyeneche, el del Nuevo Baztán.

    Un regio saludo.

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  6. Ya lo dijo Quevedo:
    "Poderoso caballero es Don Dinero..."
    La verdad es que los pobres y menesterosos de aquella época (que eran la mayoría de los españoles) ya tuvieron que acordarse de América y sus tesoros, pues esa afluencia de remesas argentíferas y auríferas trajo la hiper inflación que tanto les agravó su miseria.
    Mucho circular pasta y apenas hubo espíritu capitalista, salvo algunos emprendedores como los que cita Carolvs Rex: Goyeneche, que duraron poco.
    Saludos.
    Saludos.

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  7. Fue clarividente el Arcipreste. Y nada menos que al final de la Edad Media.

    Saludos don Cayetano.

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  8. Y eso lo decía el personaje de Lope en abarrotados corrales de comedias. por otra parte ese misma expansión económica permitía el crecimiento urbano del que, al fin y al cabo, dependía el éxito de las representaciones teatrales.

    Saludos don Lorenzo.

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  9. Y no habría sido malo para España la incorporación a la vieja aristocracia de individuos procedentes de la burguesía más meritoria. Recordemos el caso inglés.

    Saludos Carolus II.

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  10. Las causas del empobrecimiento de España son complejas, don Juan. Hace usted un juicio muy acertado. Algunos errores eran hasta cierto punto comprensibles. Estará usted de acuerdo en que más que América fue la política exterior, tan costosa, la que no permitió el despegue económico de España. Volveremos sobre esta cuestión.

    Y Quevedo, en efecto, lo explicó mejor que nadie.

    Reciba mis saludos.

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