POBREZA Y RIQUEZA SEGÚN FEIJOO
Se puede elegir la pobreza. La que lleva a la santidad es la más alta. Es, por ejemplo, la pobreza franciscana. Otra, también buscada y elegida, aunque de rango inferior, procede del desengaño y del desdén. Suele estar unida a la soledad. A veces es noble aunque también puede proceder del resentimiento.Y de aquí no puede derivarse virtud alguna. Para la mayoría de los mortales la pobreza no es buena. Fray Benito Jerónimo Feijoo tenía razón: "Declamen los Filósofos cuanto quieran contra los vicios que resultan de la riqueza, o superfluidad de los bienes temporales. Yo estoy, y estaré siempre, en que son mucho más frecuentes los que provienen de la falta de lo necesario". Esto lo decía en 1750 y sabía de lo que hablaba.
No hay nada peor que la pobreza impuesta y que viene de fuera, porque la otra, la que procede del interior, es una actitud ante la vida, libremente asumida.
ResponderEliminarUn saludo.
Estamos de acuerdo don Cayetano. Y también Feijoo lo estaría con nosotros. Aunque la pobreza elegida se da en escasas ocasiones.
ResponderEliminarMuchas gracias y reciba mis saludos.
Un buen pensador. Ya sabía que es peor no tener, que tener.
ResponderEliminarY es que para orar a Dios hace falta tener la barriga llena y con pobreza no se consigue. Miren sino las riquezas de la Iglesia.
Un saludo cordial.
Imagino sus dificultades con aquella sociedad en la que le tocó vivir, tan reaccionaria y castiza. Un hombre tan moderno, de ideas protocapitalistas, un oasis en el desierto, como su paisano y casi casi contemporáneo Jovellanos.
ResponderEliminarAdemás un genio con humildad hasta en su tumba:
Aqui yace un estudiante
de mediana pluma y labio
que trabajó por ser sabio
y murio al fin ignorante.
Saludos y buena entrada, pues no hay buenas investigaciones actualizadas sobre él.
Aunque debemos reconocer, don Lorenzo, que no siempre los ricos son creyentes, en especial desde el siglo XX. España era más católica cuando era más pobre. Igual podría decirse de Francia o de Alemania, por citar dos países más. Las conclusiones que se pueden obtener de todo esto son variadas.
ResponderEliminarSaludos y muchas gracias por su comentario.
En efecto, su afirmación parece propia de un liberal más que de un fraile formado en la primera mitad del XVIII. Es lo que me ha movido a publicarla. La modernidad de Feijoo resulta admirable, allí en el norte de España. Por cierto, ¡cuántos grandes ingenios dio Asturias en los siglos XVIII y XIX!.
ResponderEliminarSaludos don Juan. Y muchas gracias por su presencia en este cuaderno.
Feijoo tenía toda la razón. NO hay nada que echarle en cara.
ResponderEliminarUn saludo!
Comprendo la teoría de Feijoo, pero no entiendo si el voto de pobreza tenía como fin emular la pobreza de Cristo o bien que la pobreza fuera en sí misma el camino para alcanzar la perfección. Y aquí viene entonces la eterna pregunta de si la Iglesia tiene que ser pobre como lo era Cristo, o la idea de que de si Cristo era al menos dueño de las sandalias que llevaba por qué la Iglesia no puede ser dueña de sus riquezas, de si la Iglesia debería en un gesto de humildad, enajenar todos sus bienes materiales con el objetivo de paliar la pobreza, o bien desde la posición ventajosa de la riqueza luchar contra la lacra de la pobreza....
ResponderEliminarRios de tinta se pueden escribir sobre todo esto.
Un abrazo y gracias por su interesante entrada.
Desde luego este pensamiento de Feijoo demuestra puro sentido común y un gran conocimiento de la vida. La pobreza nunca podrá ser deseable salvo por la propia elección, y siempre que no afecte nada más que al que la elige. Esto se muestra en los que optan por entrar en una orden mendicante, sin que nadie más dependa de ellos.
ResponderEliminarSaludos doña C.G. Aparicio.
Existe una imitación de Cristo y la búsqueda de un camino de perfección desde la renuncia. La pobreza como condición para la vida ascética está presente además, como es sabido, en otras religiones. Por supuesto en la Iglesia Católica desde los orígenes.
ResponderEliminarLa idea de si la Iglesia debe o no tener bienes materiales nos haría entrar en un largo e interesante debate que, realmente, escapa al cometido de este blog. Pero, en fin, desde luego si está en el mundo la Iglesia ha de tener medios materiales para actuar y, no lo olvidemos, para ser independiente. Otra cosa es el uso de esos bienes pues en la Iglesia hay santos y pecadores.
Saludos.
Y muchas gracias don Pedro por su distinción.
ResponderEliminarTambién el refranero tiene este asunto en cuenta; y cuando no se refiere a la pobreza buscada y voluntaria lo explica muy bien diciendo aquello de "Gran maestra es la pobreza, pero empuja a hacer vileza". Un saludo.
ResponderEliminarFeijoo, probablemente el mayor sabio de nuestro siglo XVIII. Pocos había tan capacitados como él para hacer estas profundas reflexiones cargadas de razón...a veces uno llega a la pobreza por sus malos vicios durante su anterior vida de riqueza o bienestar, es por tanto, un castigo por todo ello.
ResponderEliminarUn regio saludo.
La pobreza es fuente de grandes virtudes, de muestras ejemplares de abnegación y superación. Pero también de lo contrario. Depende de las personas, de las circunstancias y de los valores vigentes. En cualquier caso nunca es preferible a la prosperidad en la que, también, pueden surgir acciones nobles y dignas de elogio.
ResponderEliminarSaludos señor DLT.
Se llega por muchas vías. El azar, el error, la falta de previsión, las circunstancias históricas, las debilidades humanas, etc. Feijoo, en efecto, era una mente lúcida.
ResponderEliminarSaludos Carolus Rex.
Me ha gustado mucho esto. Quizás el tema es ser sobrio, generoso y honrado, no ser rico o no, y perseguir lo que importa, no el dinero en sí, que a la tumba no vas a llevártelo. Por eso me repatea tanto lo de "los ricos", esa cantinela trasnochada que gusta a tantos. Además creo que a este país le ha hecho mucho daño esa cosa del desprecio al rico "que trabaja", de ahí la mala fama de los empresarios "ricos" ... y en cambio nos parece genial Ronaldo o un cantante.
ResponderEliminarCoincido con lo que usted dice doña Aurora. Ni la pobreza es deshonra ni la riqueza es censurable cuando es consecuencia del trabajo o de una legítima herencia. El desprecio hacia los "nuevos ricos" es también muy propio de aquí. No todos son vulgares, pretenciosos y antipáticos. Los hay, por supuesto, pero también en los de familia acaudalada de tres o más generaciones. Espero volver sobre el asunto doña Aurora.
ResponderEliminarY gracias por su comentario.
La pobreza provoca a veces acciones a las que no estaríamos dispuestos a sucumbir si tuviéramos al menos lo suficiente para subsistir.
ResponderEliminarSaludos
Desde luego doña Carmen. Y son acciones que no siempre parten de una necesidad extrema sino, más bien, de una determinada circunstancia. Tampoco se extingue el juicio moral y la obligación de elegir lo correcto en una situación de pobreza, aunque una posición medianamente desahogada siempre facilita las cosas.
ResponderEliminarSaludos y muchas gracias.
Sabias palabras de un hombre sabio -en mi opinión- inmerecidamente olvidado. Personalmente, la figura del Padre Feijoo siempre viene a mi memoria unida al recuerdo de mi admirado doctor Marañón.
ResponderEliminarPermítame que le deje aquí el siguiente enlace:
http://www.filosofia.org/hem/dep/lne/1954c31.htm
Muchas gracias y un marañoniano saludo.
Que se imprimiesen más de 400.000 ejemplares de sus obras en su tiempo es algo admirable. Y que desdice mucho de los tópicos al uso. España en ese siglo tenía toda la vida por delante. Al final todo se fue abajo. La afición demostrada por Marañón hacia Feijoo fue intensa. Él quizás se veía como heredero espiritual del personaje.
ResponderEliminarSaludos don Francisco y muchas gracias por el enlace.