martes, 13 de septiembre de 2011

LA CAPA DE LOS ESPAÑOLES

Dejó escrito Ángel Ganivet a finales del XIX: "no hay prenda más individualista ni más difícil de llevar que la capa" y sobre todo "cuando es de paño recio y larga hasta los pies". Ricardo Palma en sus Tradiciones peruanas afirma: "Sabido es que, así como en nuestros días ningún hombre que en algo se estima sale a la calle en mangas de camisa, así en los tiempos antiguos nadie que aspirase a ser tenido por decente osaba presentarse en la vía pública sin la respectiva capa. Hiciese frío o calor, el español antiguo y la capa andaban en consorcio, tanto en el paseo y en el banquete cuanto en la fiesta de la iglesia". Llega a considerar dicho autor que el decreto de 1822, por el que se prohibía a los españoles el uso de la capa, tuvo el mismo valor que una victoria en el campo de batalla pues "abolida la capa desaparecía España".
Antes, los ilustrados trataron de recortarla y prohibir la libre circulación de los embozados. Recuérdese la impopular disposición del 10 de marzo de 1766 sobre el vestido masculino, relacionada con el motín de Esquilache. Decían que lo tradicional era la capa corta. No pensaba lo mismo el pueblo de Madrid. 
El Diario de Madrid, de cuatro de febrero de 1788 da cuenta de lo siguiente: "una capa de paño aplomado con dos embozos de terciopelo del mismo color, se cambió equivocadamente en la concurrencia de casa del Señor Marqués de Pontejos, en la noche del 30 por otra blanca, que para en la calle de las Huertas, número 9, quarto principal, y donde podra acudir a deshacer la equivocacion el sujeto que se halle con la otra". Al día siguiente, en el mismo diario, la otra parte en cuestión mandó escribir: "En la noche del treinta de enero se tomó por equivocación en la antesala de la Marquesa de Pontejos una capa de grana con dos embozos de terciopelo negro. La persona que haya padecido este engaño acudirá a entregarla a la calle del Estudio, al lado de la Vicaría vieja, número 2, quarto principal".  Con la noche más cerrada que un cerrojo, el frío y la concurrencia rematando la tertulia, como bien se indica, no era improbable el suceso. Seguro que los propietarios de las capas se conocían y no parece, por el tono de los avisos, que se tuviesen recíproca estimación. Es llamativo que ninguno de los dos anunciantes se ofrezca a acudir primero, por sus medios, a intercambiar la prenda. La culpa siempre, ya se sabe, es del otro. Tampoco debía de ser muy grato verse llamado "sujeto", así a secas, en un periódico de la Corte.
Y para acabar, recordemos a los liberales españoles desterrados en Londres, en tiempos de Fernando VII. Imponentes en su desgracia paseaban orgullosamente por Euston "envueltos en sus capas raídas".

16 comentarios:

  1. Y es que el pueblo de Madrid es muy coqueto y muy sentido, además de tradicional, y eso de que venga un ministro ilustrado extranjero y les imponga otra vestimenta, con el objetivo de mejorar la seguridad ciudadana... era mucho pedir. Así que el pobre Esquilache, a pesar de todas las mejoras que en nombre de Carlos III hizo en la villa, hubo de poner pies en polvorosa.
    Un saludo.

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  2. Desde luego todo un símbolo de aquel español antiguo recio y fanfarrón y orgulloso de su patria. Queda ya poco de aquellos hombres...una pena.

    Imponente la imagen de los exiliados liberales en Inglaterra.

    Un saludo.

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  3. La capa, esa españolísima prenda histórica. Las autoridades tendrían que tener más cuidado al intentar quitar las costumbres arraigadas en el pueblo. Desde luego que la medida de Esquilache era moderna, higiénica y de seguridad para no esconder armas y espadas, pero podría haberlas suprimido de forma más gradual. Al final, la derechona reaccionaria y castiza usó su decreto para echarlo del poder y montar gresca.
    Saludos.

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  4. Los ilustrados tenían razón en casi todo pero fallaban en tratar de regir también las costumbres y el ámbito de lo privado. Y en cuestiones que no hacían mal a nadie como lo de las capas y los sombreros.

    Saludos don Cayetano.

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  5. Coincido con su apreciación de esos españoles y de los liberales en concreto.

    Saludos Carolus.

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  6. La capa era majestuosa incluso en los mendigos. Lo de Esquilache tuvo,por supuesto, unas causas mucho más hondas que la reforma de los trajes. Fue buen reinado el de Carlos III, a pesar de las ingenuidades de los reformistas.

    Saludos don Juan.

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  7. Tanto en Madrid como en Béjar todavía odemos presumir de tener dos asociaciones de Amigos de la Capa. El paño de Béjar era el adecuado para confeccionar una prenda imprescindible entre los madrileños del siglo XIX. Por ejemplo, la capa que luce Ramón García en Nochevieja es de Béjar.
    Saludos

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  8. Pues al hilo de lo dicho por Carmen, también en Valencia debe haber una asociación de amigos de la capa, porque, ahora me viene a la memoria, que el año pasado, me tope por el centro, rondando la catedral un enorme grupo luciendo tan importante prenda. Incluso vi alguna dama cubierta con ella, lo que bien a las claras como ha cambiado la sociedad, pero no esta prenda inmortal. Un saludo.

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  9. Una prenda, sin duda, con la que muchos se sentían identificados.
    No me extraña que el pobre Esquilache, aunque tomara la medida con la intención de evitar altercados, recibiera el rechazo del pueblo que intentó defender su vestimenta "a capa y espada"

    Un saludo!

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  10. ... "abolida la capa desaparecía España"...

    Tremenda frase pero que en cierta manera no dejaba de llevar razón, una forma del ser español desaparecía.

    Cordiales saludos.

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  11. Sin duda el paño de Béjar es cosa seria. Y las asociaciones para conservar el uso de la capa también.

    Saludos doña Carmen,

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  12. Debe de ser, como decía Ganivet, muy difícil vestir la capa actualmente. Imagino que habrá que cambiar incluso el porte.

    Saludos señor DLT.

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  13. La frase es, en efecto, lapidaria don Eduardo. Y no se puede negar su elegancia. Como la capa que desaparecía.

    Saludos también cordiales.

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  14. No se puede decidir, desde el poder y por decreto, como tiene que vestir la gente por la calle. El gran error de los ilustrados, a los que tanto admiro, fue iniciar un intento de reforma de las costumbres en cuestiones que carecían de importancia capital e irritaban a la gente. Prohibir por prohibir a veces.

    Saludos señor de Aparicio.

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  15. Se me había pasado esta entrada.

    Cierto es que la capa es signo de españolidad. Miren sino, que bien la pasea y la luce nuestro tenor más internacional siempre que puede, don Placido Domingo.
    Saludos!

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  16. Y con cuánta elegancia la viste.

    Saludos don Lorenzo. Y gracias.

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