miércoles, 4 de mayo de 2011

SOBRE MEDALLAS Y DEVOCIONES DE SOLDADOS


Escribe Geoffrey Parker en su obra El ejército de Flandes y el Camino Español (1567-1659): "Los enemigos se sorprendían siempre ante las muchas efigies religiosas, crucifijos, Agnus Dei y otras reproduciones parecidas que llevaban los españoles muertos en combate". ¿Cómo eran estos crucifijos y medallas que movían la devoción del pica seca que sostenía al Imperio?. En Belfast se conservan, junto a otros restos, algunas medallas de los tripulantes y soldados de un galeón español, náufrago en las costas de Antrim, cuando lo de la Felicísima Armada. A pesar de su modestia imponen una honda emoción. Debían de ser como las que aparecen en una relación de 1627, que he podido consultar, y en la que se recogen diversos artículos de mercería, todos para uso de la gente corriente. Se mencionan medallas de latón, "de todas y mejores", entre 4 y 8 maravedíes, cruces de Caravaca, también de latón, a un real las grandes y a 24 maravedíes las pequeñas, además de varios tipos de rosarios: de "palo negro gordo", de "tabor", de huesos teñidos, de madera de granadillo y de frutilla que era, según leo en un diccionario viejo, "una especie de coquillos con los que se hacen rosarios". Y ya fuera de la devoción religiosa, los mercaderes de mercería vendían cada higa de azabache, para evitar aojamientos, "mediana, entre grande y bastardilla" a 24 maravedíes.

15 comentarios:

  1. El arte impregnaba la vida y la muerte. Debían de ser una maravilla de ver esos crucifijos y medallas hechos por amorosas manos en un tiempo que no conocía la prisa.

    Buenas noches

    Bisous

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  2. En una época en la que casi todo se hacía bajo la invocación de Dios, en la que las guerras eran, sobre todo las mantenidas por nuestros católicos reyes, de religión, no es de extrañar que los soldados, en inminente y constante peligro de muerte, llevaran todo tipo de signos que les ayudaran a mantener sus creencias o encomendarse a Dios en sus desgracias. Era y fue durante muchos siglos la forma de practicar la religión. Ya lo dijo un anticlerical declarado como Blasco Ibáñez hace ya cien años: “El español sabe que irá al cielo o al infierno. Lo cree así porque así se lo han enseñado, pero se deja llevar por la corriente de la vida, sin esfuerzo por escoger un sitio u otro. Es el hombre que más practica la Religión y menos piensa en ella”.
    Hoy las cosas supongo son de otra manera.
    Un saludo.

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  3. No es de extrañar esta tradición, si tenemos en cuenta la profunda religiosidad de la época.
    Ahora cada vez menos, pero antes sí que nos podríamos encontrar a soldados con medallas con cruces o santos, besándolas antes de emprender una operación para pedir protección divina.

    Un saludo!

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  4. "El ejército de Flandes y el Camino Español (1567-1659)" todo un clásico imprescindible para los que nos dedicamos a esto del estudio de nuestro Siglo de Oro...las medallas, crucifijos y otros instrumentos de fe reflejan la religiosidad extrema de aquella imperial España, de aquella Monarquía que se autoproclamaba defensora y espada de la Fe, una monarquía en la que asuntos políticos y religiosos se fundía y creaban un todo.

    Un regio saludo.

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  5. Un colectivo siempre en grave peligro ante la amenaza del enemigo y que busca en los objetos religiosos personales un pequeño consuelo.
    Un saludo.

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  6. Es cierto, Dame Masquée. Son, además, medallas muy sencillas y ligeramente distintas a las actuales.

    Saludos y muchas gracias por su comentario.

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  7. La frase de Blasco Ibáñez es para tenerla en cuenta. Aunque los españoles del XVI sí que pensaban sobre la religión. Recordemos a los místicos, los ascéticos, los teólogos. Lo de dejarse llevar por la fortuna y por el destino va muy bien con la vida de soldado.

    Muchas gracias por su comentario, señor Desdelaterraza.

    Y saludos.

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  8. Por supuesto, señor Aparicio. Y es muy frecuente ver tales prácticas religiosas, por ejemplo, en los toreros.

    Saludos y muchas gracias.

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  9. En efecto, Carolus II, lo político y lo teológico se confunden. La defensa de la fe católica era lo que legitimaba el proyecto histórico de la Monarquía. Estolo sabe usted muy bien gracias a sus estudios sobre nuestro siglo XVII.

    Saludos y muchas gracias.

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  10. Es verdad, don Cayetano. Una devoción tan sincera como sujeta a situaciones tremendas.

    Muchas gracias y saludos.

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  11. Lo cierto es que en todas las culturas y en todas las épocas de la historia han existido los amuletos a los que se le atribuía alguna virtud sobrenatural como atraer la buena suerte o asegurar la protección de su dueño el portador vio en ellos la forma para escapar de los males que lo aquejaban, fuesen físicos, morales o espirituales. Si los romanos llevaban amuletos fálicos para atraer la buena suerte, los españoles llevaban medallas de la Virgen para invocar su protección que bien anhelada era en la vida del soldado.

    Estupenda entrada, muchas gracias :-)

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  12. Vamos, todo un museo sacro que se podía poner en Flandes o en la pérfida Albión, con los objetos encontrados de nuestros tercios; más que armas, objetos religiosos, peus la guerra también estaba encomendada para los españoles de esa época a Dios. Un cordial saludo.

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  13. Hay, sin embargo, que diferenciar lo mágico de lo religioso, aunque no siempre sea fácil.

    Saludos señor de Mingo, Y gracias por su comentario.

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  14. Desde luego señor Hidalgo. Sin la vertiente religiosa no se comprendería nuestros siglos XVI y XVII.

    Saludos y muchas gracias por su comentario.

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  15. Si, tiene usted razón, no hay que mezclar churras con merinas, sólo me refería al amuleto en sí, no en lo que pudiera significar realmente para el portador.

    Un saludo :-)

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