viernes, 27 de mayo de 2011

LANCETAS

Gregorio Marañón consideraba bárbara la costumbre de practicar sangrías. Y la lanceta era el instrumento para tal recurso. En los tiempos de Velázquez se podía adquirir una, con guarniciones de concha, por tres reales y medio. El cirujano giennense Jacinto de Arteaga tenía, según consta en una escritura notarial, de 1691, "un estuche de lancetas guarnecidas en plata y unas piedras de afilar y otras herramientas sacamuelas de dicho mi arte". Arte que no oficio mecánico. En esto Arteaga no admitía dudas. Lo de  las herramientas para sacar muelas no sugiere un trance especialmente grato. En otro lugar, pero para el caso es lo mismo, Lord Chesterfield aconsejaba a su hijo extremar la higiene dental para evitar, entre otros inconvenientes impropios para un caballero,  los horrorosos dolores  provocados por una dentadura en mal estado. Pero volvamos a España y a recordar precios, así una caja de cirujano costaba cinco reales y un real menos la de barbero. Los artilugios para darle sustancia al recado se pagaban aparte. Menguada inversión en cualquier caso. Otros asuntos a resolver eran los años de aprendizaje y conseguir las licencias del Real Protomedicato, dependiente del Consejo de Castilla, para ejercer en condiciones. Sobra indicar que no todos tenían las correspondientes patentes ni, menos todavía, intención de  ir a la Corte a intentar obtenerlas con exámenes de incierto resultado. No había que preocuparse demasiado pues, dada la falta de médicos, cirujanos y barberos, los cabildos municipales no eran muy estrictos en este negocio.

15 comentarios:

  1. Lancetas y sanguijuelas para hacer sangrías. Muchas dolencias, como el mal de gota, las intentaban remediar los galenos derramando sangre del paciente. No me extraña que derivaran popularmente en "matasanos".
    Un saludo.

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  2. Los famosos matasanos de la época. De esto de las sangrías y las purgas supo mucho S.M. Católica don Carlos II al que le dejaron hecho un santo a finales de su vida...Para saber más sobre el Real Protomedicato en los años finales de Carlos II te recomiendo la obra de la profesora Mar Rey Bueno: "El Hechizado: medicina, alquimia y superstición en la Corte de Carlos " de ediciones Corona Borealis.

    Un regio saludo.

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  3. Así se explica el índice de mortalidad.
    Al menos en ese aspecto sí que han avanzado los tiempos, menos mal.

    Feliz fin de semana

    Bisous

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  4. ¡Ay, señor! Cuántas barbaridades se hacían por culpa de la ignorancia. Casi debía ser mejor dejar que la propia naturaleza del enfermo hiciera lo que su fortaleza pudiera a ponerse en manos de aquéllos bienintencionados carniceros, que aceleraron el fin de más de uno.
    Con el tiempo se pasó a pensar que añadir sangren era mejor que quitarla y, ¡ay, señor! Qué desastre también fueron las transfusiones cuando se ignoraba que no toda la sangre era igual, convirtiendo aquello en una lotería en la que se desconocía el número al que se jugaba y los números que había en el bombo.
    En fin, cosas de la vida antigua, que tan bien sabe contarnos usted.
    Un saludo muy cordial.

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  5. Y había gente que se aficionaba a que le hiciesen tales sangrías, normalmente, sin motivo alguno.

    Gracias don Cayetano y saludos.

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  6. Muchas gracias Carolus II. Tendré muy en cuenta la recomendación bibliográfica. Y Pobre Carlos II, ¡lo que le tocó padecer!.

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  7. Pues es cierto,las sangrías provocaban frecuentemente infecciones que podían tener fatales consecuencias.

    Saludos Dame Masquée y gracias.

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  8. Coincide con las apreciaciones de don Gregorio Marañón, señor Desdelaterraza. Aunque no soy experto en Historia de la Medicina, creo recordar que en el siglo XVIII todavía se seguía citando, como fuente de autoridad a Hipócrates y Galeno.

    Muchas gracias por su generosidad y saludos.

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  9. Como para ponerse enfermo. Hace unas horas vi un documental sobre las guerras en la antigua Yugoslavia, en el que un médico decía que ante la falta de medios ponían moscas en las vendas por que las larvas eran buenas en el proceso de cicatrización de las heridas de guerra.

    Un saludo.

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  10. Puestos a elegir, es preferible la sangría ¿no le parece don Eduardo?.

    Muchas gracias y saludos.

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  11. Su comentario del 28 de mayo está publicado Carolus II. Y el último enviado por usted aparece en la entrada dedicada al tabaco.

    En cualquier caso, saludos y muchas gracias por su comentario.

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  12. Fíjese usted, me comenta mi mujer, que es médico, que aún hoy en día se siguen practicando sangrías en enfermedades que cursan con exceso de hematíes (glóbulos rojos) o de hierro como por ejemplo la hemocromatosis. Sin embargo en tiempos antiguos la práctica, como usted comenta, se generalizaba para todo tipo de dolencias haciendo más mal que bien al paciente.
    Gracias por la información, como siempre muy interesante.

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  13. No me extraña que les llamaran matasanos con esas herramientas.
    Lord Chesterfield si que era listo, sabia que con limpieza no habria dientes corrompidos.

    Saludos!!

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  14. Desconocía que todavía se hacían sangrías. Sí tenía conocimiento del uso de sanguijuelas justo antes de la Guerra. Es un dato interanstísmo el que usted aporta, señor de Mingo.

    Muchas gracias.

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  15. Me resultó muy interesante el testimonio de Lord Chesterfield. Una dentadura horrible, por razones obvias, era imperdonable en un hombre de mundo. Creo recordar, pues hablo de memoria, que indicaba hasta el tiempo en que había que frotarse con un paño, enérgicamente, los dientes. A mediados del XVIII, indiscutiblemente, esto es civilización.

    Muchas gracias por su comentario. Reciba mis saludos don Lorenzo

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