martes, 5 de abril de 2011

PERROS ANTIGUOS

Leo En los montes de La Mancha (1879) de José de Navarrete algunas noticias sobre perros que vivieron en el siglo XIX. Los conoció el autor en sus jornadas cinegéticas y da cuenta de sus nombres: Como tú, el Palomo, la Gacela, el Ronquillo, el Cojo de Antequera, animal de gran valor y conocimiento, Perico, el Terrible, Herodes, Arrogante, Bolera y Careto, entre otros. Creo que los perros ya no se llaman así.

Sus señas no carecen de interés, así Navarrete describe al podenco Perico como "cenceño, encerado y corbato, algo festoneado de las manos y zarco del ojo izquierdo" además de "resero y conejero tenaz; herido en un brazo y en una cadera". Herodes era "colorado, careto, rabón, gacho de una oreja, resero puro con especialidad de jabalíes". Se da el caso de que a Herodes se le arrancó un cochino que le asestó "dos cuchilladas en el brazo derecho". Debió de ser un trance comprometido.

A pesar de los costurones, del pan reseco y de no conocer los jerseys de punto, debieron de ser perros felices, de buen ánimo y privilegiados con su vida a la intemperie, allí en los montes donde la fortuna les deparaba aventuras, peligros y emociones. Y como recibir un nombre es derrotar al olvido, aunque sabemos que toda criatura paga al final su tributo al tiempo, aquí estamos nosotros recordándolos. Tengo por seguro que esto nunca lo pudieron imaginar, ni cuando ya eran viejos y pensaban en sus cosas junto a las ascuas de jaras y chaparros.

20 comentarios:

  1. Me gusta eso de que "recibir un nombre es derrotar al olvido". Sí señor, será por eso que suelo poner nombre a mis cosas :)
    No sé si Herodes será un nombre adecuado para un perro. Habría mordido a algún niño, acaso?

    Feliz tarde, monsieur

    Bisous

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  2. Es posible Dame Masquée, en el libro no se dice nada más de Herodes pero no debía de ser un perro manso. Y lo de poner nombres a las cosas me parece buena costumbre. Como a las campanas, a los cañones o a los buques.

    Muchas gracias por su comentario y un saludo.

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  3. Herodes y Atila son nombres con algo de historia, incluso crueldad y, si se prefiere, con connotaciones de fortaleza y singularidad; pero esos nombres de perros modernos, como Rocky... Está claro que todo cambia y no para bien.
    Un saludo.

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  4. En la antiguedad tenían más gracia y salero que ahora para poner nombres por lo que veo.
    Y lo de los "jerseys de punto" ha sido un puntazo querido amigo.
    Un saludo cordial

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  5. Me dijo mi padre que mi abuelo tuvo uno al que llamó Trotsky; si hizo méritos para tener tal nombre o si tal nombre se le dio como homenaje a don León lo desconozco, pero hablando de León, sabrá que el mastín sobre el que apoya el pie el enano Pertusano se llamaba así. Ese nombre solían darlos a los jefes de jauría y éste además debió ser de los buenos. Fiel a su amo, el rey ley que llego a viejo, alcanzando su perruna vida la friolera de dieciséis años.
    De lo más original su artículo de hoy. Un abrazo, amigo.

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  6. Hermosos nombres de perros, que parecen casi epítetos homéricos. Ahora los nombres son un poco tontos. Hermosa manera de rescatarlos del olvido.
    Saludos.

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  7. Imagino que al Cojo de Antequera por abreviar le llamaran solo por Cojo.
    Yo tuve un burro que me vendieron de buche hace unos años unos gitanos,le puse Séneca de nombre y fue curiosos como lo compré, estaban de trato de caballos en una finca al lado de la mía y oí que lo tenían y querían vender, sin verle ajustamos el precio en 12000 pesetas y si me lo traían, al día siguiente se presentaron con el.

    Cordial saludo.

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  8. Sin duda , fueron PERROS más felices que los actuales perros repipis de jersey de punto, peluquería canina y coletitas...a un perro lo que le gusta es correr por el campo y no que le traten como a un niño tonto. No sólo la sociedad se han pervetido y atontado, sino también el mundo de los canes...a dónde vamos a parar?!

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  9. Por eso llamaron mi atención tales nombres. Y es que se imagina uno como fueron tales perros.

    Muchas gracias don Cayetano y reciba mis saludos.

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  10. La verdad es que eran nombres muy castizos, como "el Palomo" o "el Roquillo". Suenan a tiempos muy remotos, y en el fondo no están tan lejos.

    Muchas gracias don Lorenzo. Mis respetos.

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  11. Es emocionante lo del León, el perro de Felipe IV. Él si que quedó a salvo del olvido. Y gracias no al Rey Nuestro Señor sino a su también servidor don Diego de Silva y Velázquez, de feliz memoria.

    Lo del perro que tuvo su abuelo es muy curioso. Y también aquí vence hoy al olvido.

    Muchas gracias señor de la Terraza. Mis saludos.

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  12. Homéricos: les cuadra muy bien a estos perros con un historial de lances y hazañas. Los nombres de ahora no son tan ásperos pero dicen mucho menos.

    Muchas gracias don José Miguel. Reciba mis más considerados saludos.

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  13. ¡Que suerte tener una res así don Eduardo!. Además lo de Seneca es nombre que corresponde bien a tan útiles animales, por la abnegación y la paciencia de los que han de hacer gala.

    Quedo muy agradecido por su comentario. Saludos cordiales.

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  14. Piense usted, Don Carolus, el enorme compromiso que habría supuesto ponerle un suéter al Terrible o colocarle unos lazillos al Careto. No creo que ellos hubieran llevado bien tales adornos. Ahí es nada.

    Saludos cordiales y mis respetos.

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  15. Las descripciones y los nombres son más propios de la jerga taurina que del lenguaje utilizado para describir canes. Y es que los perros de entonces no serían tan mansos como los de ahora, pues se les adiestraba para la caza, no para ser aburridos perrillos de chalet o de piso. Bueno, también existían los perrillos falderos...

    Saludos

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  16. En efecto, también me recordaron los nombres de los toros y las señas de las diferentes reses. En la tauromaquia se conservan muchas costumbres antiguas y del campo que se han perdido en otros ámbitos.

    Por otra parte yo he conocido, hace ya muchos años, perros que estaban en una dehesa que tuvo mi familia, y allí vivían de manera no muy distinta a los de otros tiempos. No eran en absoluto agresivos ni peligrosos sino bastante tranquilos. Recuerdo a los mastines de los pastores, a los careas, inteligentísimos y vivaces, a los podencos...en fin. Más prevención me producen algunos que veo ahora por las calles.

    Muchas gracias por su comentario doña Carmen. Y reciba mis saludos.

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  17. Me temo que aunque con más parásitos que los de ahora, con menos salud y menos alimentos reciclados aquellos perros disfrutaron de una vida más libre y feliz que los pobres chuchos actuales que se pasan la mayor parte del día esperando a que sus dueños vengan del trabajo y con suerte no ser abandonados en vacaciones....

    Un saludo, amigo :-))

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  18. Qué nombres recebían estos canes, algunos terribles como Atila. Recuerdo que mi padre tuvo un perro y una perra y, como era muy aficionado al flamenco, el macho se llamaba Antonio Mairena (por el gran cantaor, con nombre y apellido) y la perrita, La Paquera de Jérez; supongo que también para que no cayeran en el olvido estos dos grandes artistas ya desaparecidos. Un cordial saludo.

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  19. Había perros más desgraciados que los de ahora, sin duda alguna. Como esos que pasaban su vida atados. Pero hay que reconocer que los citados por Navarrete debieron vivir exultantes, corriendo arriba y abajo por los montes.

    Saludos señor de Mingo y muchas gracias por su comentario.

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  20. Más castizos imposible, señor Hidalgo. Ahí había sin duda afición.

    Muchas gracias por su comentario y saludos cordiales.

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