domingo, 3 de abril de 2011

LAS DIFERENCIAS DE DOS HORTELANOS O LAS COSAS DEL CAMPO


En 1780 dos hortelanos tuvieron cuestión y pendencia en las huertas del ruedo de Jaén. Se llamaba uno Juan Pulido y el otro José Barrales. Surgieron diferencias por el turno de riego, causa de muchas pesadumbres y rencores. Perdió Barrales la calma, se descompuso y llamó a Pulido "ruin hombre y revoltoso". Los de antes hablaban bien hasta en estas situaciones tan lamentables. No contesto con esto, Barrales pasó a la acción "dándole un atestón con el palo de la azada" con lo que "le venció en el suelo". El del suelo era Pulido, para que quede claro.

Bueno es este suceso para reflexionar sobre la naturaleza de la vida campesina de siglos pasados. Lejos estaban de este episodio Horacio y Virgilio, las palabras de Jovellanos y los Amigos del País, que tan bien escribían y tan buenas intenciones tenían. Es la otra cara del campo que siempre ha sido algo distinto a lo que han creído agraristas amateurs, pastorcillos de Versalles, fisiócratas de medio pelo y roussonianos de distinta naturaleza. Es decir, los que nunca han vivido ni trabajado en el campo. El estudioso de la Historia debe desconfiar de tópicos e idealizaciones. La Edad de Oro no ha existido nunca.

Algunas realidades del campo antiguo: bueyes que invaden sembrados, pleitos que acaban a arcabuzazos, talas ilegales, usurpaciones de tierras, miedo en el despoblado, cubil de lobos, yermo de los pecadores, salteadores de melonares, míseros jornales, astucia de arrendatarios, pedrisco, secas, noches al raso, heladas, pulgón y langosta, gorriones envalentonados. Y también estos dos hortelanos nada dispuestos a cederse el turno de riego, con el mango de la azada tras la espalda y levantado cada vez más la voz. La gente no vivía felicísima cuando la agricultura era la única fuente de riqueza.

Naturalmente no era sólo esto. También estaban los labradores honrados, los de las recias virtudes, los pilares de la Monarquía, en opinión de los agraristas con sustancia. Los que decían que del Rey abajo ninguno. Era verdad lo uno y lo otro.

Acabamos. Al parecer y afortunadamente lo de Barrales y Pulido no fue a más. El agua era ya, y es, un bien escaso. La paciencia también.

16 comentarios:

  1. Aunque la mayor parte de las gentes de campo son cabales y pacíficas, de vez en cuando surgen estos casos de la España profunda de lugareños que por cuestión de lindes o de agravios la emprenden a garrotazos o a tiros. Sólo hay que darse una vuelta por "Puerto Urraco".
    Un saludo.

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  2. Estoy de acuerdo con lo que usted afirma, don Cayetano. Entre la gente del campo, naturalmente, hay todo tipo de personas. Lo mismo que la que ahora pasea por el Retiro, Brooklyn o Shangai. El ejemplo que menciono, afortunadamente, no llegó a lo de Puerto Urraco.

    Saludos y muchas gracias por su comentario.

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  3. Efectivamente, monsieur, por Puerto Urraco, Brooklyn o Shangai. En España profunda y en Francia ligera.

    Me gusta cómo lo ha contado usted, en ese tono de letanía tan descriptivo y poético."...cubil de lobos, yermo de los pecadores, salteadores de melonares, míseros jornales, astucia de arrendatarios, pedrisco, secas, noches al raso, heladas, pulgón y langosta, gorriones envalentonados".
    Me encanta :)

    Feliz domingo

    Bisous

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  4. Me encanta como escribe usted caballero. Y tiene gran razon ya que aquí, y todavia en estos tiempos, los payeses mallorquines son dados al grito facil. Espero que no todos, pero si alguno con los que me he cruzado, pobre urbanita de mi.
    Le sigo leyendo amigo.

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  5. No es cuestión baladí lo de las lindes y el turno de riego en el mundo rural aunque ya el trabajo en el campo se va abandonando a pasos agigantados y estos casos por lo tanto son menos.

    Saludos.

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  6. Muchas gracias Dame Masquée. Sepa VM que sus comentarios, tan generosos, son sumamente valiosos para este modesto cuadernillo de cosas antiguas.

    Saludos.

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  7. No debían los payeses ser amigos de bromas en cuestiones de linderos y riegos, don Lorenzo. El apego a la tierra puede derivar de la defensa de un legítimo interés a acciones de trágicas consecuencias. Allí y aquí.

    Y es un honor para mí que siga usted leyendo estos esbozos.

    Gracias y saludos.

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  8. El acudir al escribano, para que constase documentalmente la posesión de una finca o las condiciones de un arrendamiento, ya fue un avance y un freno contra estos hábitos de resolver diferencias con las azadas. Muchas veces no se ha considerado que la afición a pleitear de los españoles del XVI y del XVII era una clara muestra de modernidad.

    Saludos y gracias por sus comentarios don Eduardo.

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  9. "Hombre ruin y revoltoso", qué bonito. Hasta dan ganas de que te insulten así. Pero sólo ganas teóricas, eh, que cojo el palo de la azada y no respondo…

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  10. Y además es que en aquella época estos insultos quemaban como un hierro al rojo. A la vista está que aquella gente no se tomaba las palabras a la ligera.

    Muchas gracias por su comentario don Enrique. Quedo muy honrado de su visita.

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  11. Desde luego estas disputas, como otras de todo tipo, son frecuentes. Lo infrecuente es que lleguen a molerse a palos; y para impedirlo en algunos lugares se recurre al veredicto de terceros. En Valencia, ya sabe, existe el milenario Tribunal de la Aguas, que resuelve las disputas precisamente en el uso del agua. Aún existe. Todos los jueves, al mediodía, en la puerta de los Apóstoles de la catedral se reúne el tribunal, un juez por cada una de las ocho acequias que riegan la huerta valenciana, atiende las quejas y presentes denunciante y denunciado, el tribunal resuelve. Todo a la vista del público, hoy mayoritariamente turistas, dicho sea de paso. Ya ve, amigo, como en el mundo rural, los problemas no son tan distintos en mi Valencia y en su Jaén. Fenomenal su relato. Un saludo.

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  12. Los problemas con las lindes de las fincas, los riegos, etc han sido y siguen siendo los principales causantes de las discusiones y las tragedias en el mundo rural...y es que en ellas se juega uno el pan de cada día.

    Un saludo.

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  13. Bueno, ahora esos problemillas también se dan y eso que estamos en pleno siglo XXI. Los protolos notariales son una delicia a la hora de investigar porque revelan datos cotidianos que se escapan leyendo grandes tratados y libros de Historia.

    Saludos

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  14. El Tribunal de las Aguas es una institución venerable y admirable. Esas formas de arbitraje hn evitado infinidad de conflictos sin necesidad de meterse en el enmarañado mundo de los pleitos.

    Muchas gracias por sus comentarios, siempre tan documentados, señor de la Terraza.

    Saludos.

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  15. Bien es verdad Carolus II. Además lo del agua siempre ha sido un asunto muy serio. Quizás más que una cuestión de lindes.

    Muchas gracias por sus comentarios y saludos.

    PS: pronto escribiremos sobre Don Juan José de Austria.

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  16. Los protocolos notariales son apasionantes. Son de obligada consulta para el que quiera conocer el pulso cotidiano de los siglos pasados. Requieren, como usted sabe, mucho tiempo y paciencia.

    Gracias, doña Carmen, por sus comentarios y saludos.

    PS: la fotografía de la fábrica de sus antepasados era un señor documento.

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