jueves, 10 de febrero de 2011

POBREZA




En el siglo XVII lo normal era ser pobre. Había, con todo, grados en la indigencia. Desde los pobres vergonzantes a los de solemnidad y con licencia. Los más desgraciados eran los vagabundos, o los vagamundos como a veces se mencionan en los documentos y no sin evidente lógica. Erraban de pueblo en pueblo por los caminos, con la vida a cuestas y de milagro, trasegando soles y hielos, sin consuelo. Con el ladrido de los perros por cena y los postigos cerrados por colación. Siempre bajo la mirada de alguaciles y cuadrilleros de la Santa Hermandad.

El 21 de mayo del desolado año de 1698, cerca de Despeñaperros, en la villa de Vilches, tierra del Reino de Jaén, el párroco de San Miguel dio cuenta de:

"un pobre hombre que murio en el ospital desta villa y no se supo como se llamaba ni de donde era. Recibio los Santos Sacramentos y no tenia aun ropa que ponerse por ser de los pobres viandantes".

Difícil es expresar mejor, con tan poco, tanto desamparo.


18 comentarios:

  1. Vaya, se le ponen a uno los pelos de punta. Siempre he tendido a pensar en la pobreza a través de los libros de la picaresca española, tipo El Buscón a el Lazarillo de Tormes que presenta la cara amable y la cara dura de esta lacra. En su entrada se expresa la auténtica cara amarga de la pobreza.

    Un abrazo :-)

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  2. Allá volveremos por el camino que vamos, monsieur.
    Dicen que todo vuelve. Tal vez sea verdad.
    Espero que no vuelva a ser lo normal ser pobre!

    Buenas noches

    Bisous

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  3. La desgracia de un hombre pobre contada por un clérigo. Cuantos de estos hubo durante esos siglos. Al menos un mendrugo que echarse a la boca si había siendo cura. Un saludo.

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  4. Tiempos duros aquellos del s. XVII, los excesos de los gobernantes, las continuas guerras y sus consecuencias plagaron España de mendigos y mutilados, algunos ex-soldados del infierno de Flandes que habían servido al Rey y a su patria y de los que ahora nadie se hacía cargo.

    En cuanto al mendigo muerto en 1698 vale como ejemplo de esta miseria. Que difícil vivir en esa España derrotada y sumida en el descontrol, con un rey moribundo y sin sucesión...aquí valía aquello de sálvese quien pueda. Pronto muy pronto, en 1705, el horror sería aún mayor con el estadillo de la contienda civil de la Guerra de Sucesión...ahora además de pobreza se sufrirían también los desmanes de las tropas de unos y otros que camparían a sus anchas por los diversos reinos de las Españas...

    Un saludo.

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  5. La verdad es que, señor de Mingo, sobrecoge el testimonio. Más todavía si es leído en el documento original de 1698.

    Saludos y muchas gracias por su comentario.

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  6. Al menos confío que la pobreza sea más llevadera, Dame Masquée, sin llegar a tales extremos.

    Muchas gracias por su comentario y reciba mis saludos.

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  7. Había curas de pueblo que pasaban auténticas penalidades, como usted bien sabe Desdelaterraza.

    Al igual que ocurría en el caso del asilo para dementes, sobre el que tan bien escribía usted en su blog,la Iglesia era la única que se ocupaba de tantos desgraciados.

    Saludos y muchas gracias por sus palabras.

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  8. La España de finales del XVII estaba en una situación francamente penosa. Usted lo describe ejemplarmente. Resulta, con todo, admirable el XVIII español con tales precedentes.

    Saludos cordiales y muchas gracias por sus reflexiones.

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  9. Dos siglos después, tras el desastre de Cuba, como dice Carolvs con los de Flandes, España volvió a llenarse de mendigos, estos soldados que regresaban derrotados y la nación no se hacía cargo de ellos, después de las que pasaron por Cuba y Filipinas.
    Saludos.

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  10. Recuerdo, con su comentario, el coro de repatriados de la zarzuela Gigantes y Cabezudos. ¡Ay el dolor de España!.

    Saludos don José Eduardo. Y agradecido por su comentario.

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  11. En efecto, lo normal en aquellos tiempos era ser pobre. Al otro lado estaban los privilegiados, pero esos eran muy pocos.
    Un saludo y gracias por tu comentario en mi blog.

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  12. En Béjar y en el hospital de San Gil morían cada día varios pobres de solemnidad cuyos cuerpos eran sepultados "de misericordia"; es decir, los gastos del entierro eran sufragados por las cofradía de la Misericordia que a tal efecto existían en cada una de las parroquias de la Villa.

    Saludos

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  13. Tiene usted razón don Cayetano. Además, en la época , incluso entre los hidalgos se pasaban aprietos.

    Muchas gracias a usted por sus palabras.

    Saludos.

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  14. Eran hospitales para recoger a los pobres más pobres y ayudarlos a bien morir.


    Reciba usted un cordial saludo, y muchas gracias por su comentario doña Carmen.

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  15. Esto es lo que se llamaba en el Antiguo Régimen un pobre de solemnidad; por no tener, no tenía ni identidad. Tantos y tantos así y que pocos repararon en ellos. Hay para mí otros tipos de pobres, aquellos que son tan pobres que no tienen más que dinero. Feliz inicio de semana, amigo.

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  16. Sabias palabras la suyas señor Hidalgo.

    Muchas gracias por su comentario y un saludo cordial.

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  17. ...sin ropa que ponerse por ser de los pobres viandantes. Tiene usted razón, no se puede describir más brevemente el desamparo. Cuesta entender que "vestir al desnudo" es precisamente eso: vestir al desnudo. Cuesta imaginar la angustia de la desnudez forzosa. Sobre todo ahora que tiramos la ropa porque está rozada o la solapa se pasó de moda. Debía de ser un drama que se desgarraran unos calzones o se hiciera jirones una capa...
    No debía decirlo porque parezco de maricastaña, pero yo recuerdo de pequeña a mi madre sentada a la máquina de copser y dando la vuelta a los abrigos. A eso creo que no volveremos, aunque vuelva a ser lo normal ser pobre, que ya lo va siendo.
    Saludos cordiales, señor RVA.

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  18. La pobreza ya está ahí. Hay cada vez más gente que rebusca en los contenedores de basura. Es la realidad. Y cuando el estado se olvida de ellos, de los más pobres, siempre está ahí Cáritas o alguna parroquia.

    De esta crisis se tendrán que sacar algunas conclusiones. Y recordar dos oscuras y discretas virtudes olvidadas: el ahorro y la austeridad.

    Reciba mis saludos y mi agradecimiento por su comentario.

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