jueves, 23 de diciembre de 2010

POR ORDEN DE DOÑA MARIANA

El doctor Juan Alonso y de los Ruyzes de Fontecha era catedrático de la Universidad de Alcalá. Escribió un libro titulado Diez privilegios para mujeres preñadas, editado en 1606. Si ellas, decía el autor, ponían en riesgo la vida al traer hijos al mundo, justo era que recibiesen particulares honores. En gran medida era idea compartida por muchos españoles de aquel tiempo. Guevara en el Relox de Príncipes afirmaba que el varón "desde el tiempo en que sintiese estar su mujer preñada, ni hora ni momento se había apartar de ella, porque en ley de buen marido cabe, que emplee los ojos en mirarla, las manos en servirla, la hacienda en regalarla, y el corazón en contentarla".

Ejemplo visible de estas obligaciones era el satisfacer los antojos propios de tales circunstancias. Felipe IV no fue una excepción ya que, como narra Jerónimo de Barrionuevo en un aviso de 8 de noviembre de 1657, "estando a la mesa la Reina, se le antojaron buñuelos. Fueron volando a Puerta Cerrada y le trujeron ocho libras en una olla, porque viniesen calientes, y volcándolos en su presencia en una fuente y mucha miel encima, se dio un famoso hartazgo, diciendo no había comido cosa mejor que ellos, por ser picarescos. Es cierto".

No me consta si fueron palaciegos o gente de escalera abajo los enviados a ir con el pote por las calles de Madrid. Tampoco si los buñuelos fueron de viento o de jeringa. Sí es muy donosa la consideración de "picarescos" para una fruta de sartén tan popular. Esta real apreciación debió de saber a gloria al pueblo llano de Madrid. Ese día los buñoleros de la Corte se sintieron un poco gentilhombres.

A todo lo referido cabe añadir que, en las jornadas previas al nacimiento de Don Felipe Próspero, llegó a Palacio una comadre desde Granada para asistir a la Reina en el alumbramiento. Dormía cerca de su cámara por si acaso. Debía de ser una dueña con mando en plaza. Don Juan José de Austria con largueza principesca envió una cama bordada y aderezada con oro, piedras y aljófar, con doce ricas almohadas y dos sillas. Era de bronce dorado y no de madera y costó su hechura 2.000 ducados que no eran una bagatela.

Tras el parto fue obligado el reposo para Doña Mariana y evitar peligros y achaques. Su primera salida a misa fue celebrada con júbilo. Así el 28 de enero de jugaron toros en la Plaza Mayor de Madrid. Participaron ocho cuadrillas de lo más lucido. Fueron encabezadas por el corregidor de Madrid, el duque de Béjar, el marqués de Priego, el conde de Chinchón, el príncipe de Astillano, el almirante de Castilla, el conde de Monterrey y el condestable de Castilla. Bien estaba que Doña Mariana tuviese jornadas entretenidas pues años vendrían de desvelos y desengaños.

Estas líneas se escriben en homenaje a Doña Mariana de Austria a raíz de la acertada iniciativa del blog Reinado de Carlos II. Y que pasen todos ustedes unas Felices Pascuas de la Navidad de Nuestro Señor.

21 comentarios:

  1. Una entrada verdaderamente curiosa. SE ve que doña Mariana, a pesar de ser reian también tenía sus caprichitos de embarazada...excelente regalo de don Juan José, quien diría que en tiempos de la Regencia se convertirían en enemigos íntimos.

    Gracias por la colaboración y Feliz Navidad.

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  2. Es verdad que, con ese regalo y todo, tuvieran una pésima relación después. Cosas de la razón de estado. Además tienes razón, con lo severa que era Doña Mariana y el pedir buñuelos. Qué cosas.

    Feliz Navidad y gracias por su comentario.

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  3. Un retrato "muy sabroso" sobre los desvelos de la reina, se agradece despues de tanto triste y macabro que hemos leído sobre ella.

    Feliz Navidad y que disfrutes estas fiestas.

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  4. Interesantes las curiosidades que nos traes de la reina madre, como lo de los buñuelos que le trajeron corriendo de la Puerta Cerrada. En fin, como usted bien dice, luego vinieron tiempos peores. También le deseo felicidad para estos días y un año nuevo sin crisis, pero con inspiración y salud. Un abrazo desde ArteTorreherberos.

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  5. Menudos caprichos tenía la buena reina doña Mariana: una fuente grande de buñuelos. ¿Qué hubiera sido si la embarazada hubiese sido una mera pechera? Que ni buñuelos ni nada. Y el regalo de don Juan José debió de ser digno de ver.

    Por cierto, que a la corrida de toros en honor del buen alumbramiento de la reina veo que asistió un personaje bien conocido por los bejaranos...

    Saludos y feliz navidad

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  6. Don José Vicente: coincidimos en la misma apreciación. Era una España de enormes contrastes la del XVII: las reliquias de las que usted tan bien ha escrito y los buñuelos.

    Reciba v.m. un cordial saludo en estas Pascuas de Navidad.

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  7. Muchas gracias por sus comentarios señor Hidalgo. Y no todo era lúgubre en Palacio. Imagine la expectación que provocaría la llegada de los buñuelos entre todos los de la Casa.

    Reciba otro abrazo y que pase usted una Feliz Navidad.

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  8. Doña Carmen: bien es verdad ya me acordé de sus espléndidos estudios bejaranos al ver al Duque entre los caballeros en plaza. Seguro que usted sabe bien quien era este señor. Debía de manejar el caballo con bizarría. Respecto al regalo de Don Juan José, bronce puro, siempre he pensado que tuvo que ser transportado escaleras arriba con todo el personal resoplando.

    Un cordial saludo y Felices Pascuas.

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  9. Qué interesante y curiosa su entrada, se ve que por muy Rey Planeta que fuera Carlos IV tenía que hacer muchas veces lo que hacemos el resto de los mortales cuando obedecemos las órdenes de nuestra esposa, más estando embarazada.

    Muchas gracias por ofrecernos tan curiosa anécdota.

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  10. Fíjese usted cómo vengo del trabajo que creo que en el anterior comentario he llamado Carlos IV a nuestro Rey Planeta Felipe IV.
    Discúlpeme el error, ya me bailan los nombres.

    Un saludo cordial :-)

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  11. Muy interesante tu artículo. Para que luego hablen del envaramiento real. Qué mayor campechanía que empeñarse en un antojo tan popular: comer buñuelos. Si hubiera parido la reina en Valencia, habrían sido de calabaza.
    Un saludo cordial y muchas felicidades en estas fiestas navideñas.

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  12. En estas cosas, señor de Mingo, se muestra que, como decían los españoles de antes, nadie es más que nadie y que los reyes son tan humanos como el más pobre pastor de ganado.

    Felices Pascuas y muchas gracias por su comentario.

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  13. Desde la Terraza: es verdad lo que usted dice. Y, además, la narración de Barrionuevo describe todo esto como algo, hasta cierto punto, natural.

    Muchas gracias por su comentario y tenga unas Felices pascuas.

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  14. Perdón, pero ¿qué diferencia hay entre unos buñuelos de jeringa y los de viento? Yo siempre pensé que solo había un tipo de buñuelos (salvo el relleno), los hechos con vaso de harina, cuatro huevos y vaso de leche, levadura y mantequilla, y luego esa masa (en jeringa o con dos cucharitas se van echando como avellanas o nueces en la sarten a fuego muy caliente (bolas abajo que luego suben y crecen). Explíqueme alguien la diferencia, por favor... (Y felices Navidades a todos, por cierto)

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  15. ¡Pero qué cosas tan interesantes y tan amenas y tan bien contadas nos cuenta usted!
    Me encanta la picardía de los buñuelos y la miel... qué cosas, con lo seriecita que se ve siempre a Doña Mariana en los retratos. Ya no podré verla sin pensar en buñuelos.
    Y el catedrático de Alcalá muy majo también. Habría que proponer a la Secretaria de Estado Aído reimprimir el librito y repartírselo a las embarazadas (tanta igualdad, tanta igualdad; mira tú en el XVI: "privilegios" y no se cortan un pelo). Y a los cónyuges o partenaires regalarles el Relox. Qué cosa tan bonita esa ley de buen marido.

    Cordiales saludos y muy feliz Navidad, Sr. GdL, (o Sr. Maestro del Retablo, que no sé bien cómo dirigirme a Vd.)

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  16. Feliz Navidad amigo :-)

    Recibe un cordial saludo.

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  17. Noticias del todo desconocidas. Un placer leerlas en este blog.

    Saludos

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  18. Siento, doña Aurora, no poder resolver la pregunta. Las referencias a unos y otros buñuelos las he tomado de papeles que he leído en los que nada se dice de su composición.

    Quizás el buñuelo de viento no tiene nada en su interior (pura nada, un buñuelo muy indicado para las meditaciones barrocas) y el de jeringa, mejor pertrechado, tiene alguna más sustancia.

    En cualquier caso, sus conocimientos al respecto son sin duda superiores como bien se demuestra en su comentario.

    Saludos cordiales.

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  19. Doña CB, es verdad que sería muy conveniente para muchos estudiar el Relox de Príncipes y, en consecuencia, portarse siempre con solicitud y cortesía. Y seguro que el señor catedrático de Alcalá sería un adversario muy trabajoso para otros tantos. A veces hablan, todos estos antiguos, con una claridad que es de admirar.

    Y ruego que vd. se dirija a mí como tenga a bien, que me sentiré honrado.

    Muchas gracias por su comentario y saludos cordiales.

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  20. Señor de Mingo, yo también espero que tenga una felicísima Navidad.

    Reciba mis saludos y mi agradecimiento por su comentario.

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  21. Muchas gracias Dissortat, me alegra mucho su comentario desde las soledades del Bosque de la Larga Espera.

    Saludos cordiales.

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