jueves, 18 de noviembre de 2010

ARISTÓCRATAS

Don Fernando de Torres y Portugal fue el primer conde de Villardompardo. Vivió en el reinado de Felipe II al que sirvió como virrey del Perú. Casó en dos ocasiones, la primera con doña Francisca de Carvajal y Osorio, hija del señor de la Casa de Jódar y la segunda con doña María Carrillo de Córdoba, hija del señor de Solares. Tuvo el Conde numerosos hijos. En su testamento da cuenta de algunos. Sus vidas fueron el claro reflejo de su tiempo y una muestra de lo mejor de la aristocracia de los años del Imperio. Parecen sacados de las páginas de una crónica vieja. La muerte, desdeñosa con rangos y estados, hizo lo suyo.

Cuatro estuvieron en Flandes como soldados: don Diego de Carvajal, caballero de Santiago, muerto de un arcabuzazo; don Fernando de Torres y Portugal, también caballero de Santiago al que alcanzaron con otro arcabuzazo en las piernas. Tuvo este alcotán, triste y erguido, que valerse de muletas durante el resto de sus días; otro fue don Luis de Torres y Portugal, caballero de Santiago, muerto en el asalto a Mastrique. Otro hermano más que estuvo con su persona en aquella malventurada guerra fue don Pedro de Torres y Portugal. Don Rodrigo de Torres y Portugal acompañó a Don Juan de Austria en Lepanto y allí entregó su ánima combatiendo. Don Alonso de Torres y Portugal participó en la jornada de la Isla Tercera para morir después, estragado por los trabajos de la guerra. El mayor de todos, don Jerónimo de Torres y Portugal, acompañó a su padre al Perú y participó en diferentes jornadas contra corsarios ingleses.

Estos caballeros bien podrán haber seguido una senda más regalada que, si bien eran muchos en la Casa, no habrían faltado alguna rentilla, oficio real, prebenda o juro, perpetuo o al quitar, pero cuestiones de honra les mandaron elegir las asperezas de las vigilias, los hielos de las madrugadas y los riesgos de la guerra. Y al final ir a parar a los brazos de la muerte antes de hora. Dos hermanos de los antes citados abrazaron la vida religiosa: don Gonzalo de Torres y Portugal sentó plaza en la Compañía de Jesús, una forma de ser soldado a lo divino a fin de cuentas, y don Francisco cambió el don por el fray y vistió hasta su muerte el sayal en la religión de San Francisco.

Los datos sobre la descendencia de Villardompardo están tomados del libro de Enrique Toral y Peñaranda, De la pequeña Historia de Jaén, Jaén 1996. La fotografía corresponde a las casas principales del Conde en Jaén (Crónica de la Cena Jocosa 2005, Amigos de San Antón, Jaén 2010.)



8 comentarios:

  1. Una interesante entrada que da imagen de los horrores de la Guerra. Muchos hombres dejaron sus vidas en el avispero de los Países Bajos, algo que quedó para siempre marcado en el imaginario popular. Aquello era el infierno como decían algunos: guerra continua, fríos, humedades, enfermedades, hambre...

    Todos muertos al servicio de S.M. Católica en una u otra guerra al fin y al cabo.

    Un saludo.

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  2. Carolus II, tiene usted razón. Además
    hechos como este no debieron de ser excepcionales. Explica, en parte, que el proceso de decadencia de España tuvo mucho que ver con el agotamiento. El desgaste de las elites tuvo necesariamente que ser tremendo.

    Saludos cordiales y muchas gracias por su comentario.

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  3. Me recuerda mucho a la vida milagros de otra Casa ilustre de la aristocracia española: la casa de Zúñiga, uno de cuyos títulos, y más importante, era el del duque de Béjar.

    Decimos que todos acabaron el brazos de la muerte, pero no había mejor forma de dar la vida que por la causa de Su Majestad o por la causa de Dios y he ahí que esta familia podría ser un buen ejemplo de ello.

    Un saludo

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  4. Dice usted bien doña Carmen. La Casa de Villardompardo era más modesta que la de los Béjar pero sus valores es seguro que eran los mismos.

    Si pensamos sobre estos ejemplos veremos que sus afirmaciones de fidelidad a Dios y al Rey no eran, desde luego, meras palabras sino que constituían una entera visión del mundo.

    Muchas gracias por su comentario y saludos cordiales.

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  5. Que época, que de fentes abiertos, Flandes, América, el dominio del Mediterráneo, piratas y corsarios por el Atlántico, ¡que gentes!.
    Un saludo.

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  6. Estos personajes, ya olvidados, eran la elite de una gran potencia.

    Muchas gracias por su presencia aquí don José Eduardo. Y un saludo.

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  7. Hola, muchas gracias por su visita.
    Me alegra haber encontrado su blog, con interesantes historias sobre la España de unos tiempos en los que pocas alternativas había a ser soldado, con tantas guerras siempre en marcha. A no ser, como usted apunta, la alternativa de "ser soldado a lo divino".

    Feliz tarde

    Bisous

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  8. Señora: quien se siente honrado con su visita soy yo. Confío en que este blog rancio y desmañado sea de su interés.

    Y, desde luego, el único destino razonable para muchos españoles era aquel de "Iglesia, mar o Casa Real".

    Muchas gracias por su comentario y un saludo.

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